viernes, 25 de julio de 2014

Habilidad: Empatía.

Habilidad para la vida: Empatía.

Es la capacidad de “ponerse en los zapatos del otro” e imaginar cómo es la vida para esa persona, incluso en situaciones con las que no estamos familiarizados.
La empatía nos ayuda a aceptar a las personas diferentes a nosotros y mejora nuestras interacciones sociales. También nos ayuda a fomentar comportamientos solidarios y de apoyo hacia las personas que necesitan cuidados, asistencia o aceptación, como los enfermos de Sida, las personas con trastornos mentales o los desplazados por el conflicto interno, quienes con frecuencia son víctimas del estigma y ostracismo social.


 

viernes, 18 de julio de 2014

Habilidad: Conocimiento en sí mismo.

Habilidad para la Vida: Conocimiento en sí mismo.

Implica reconocer nuestro ser, carácter, fortalezas, debilidades, gustos y disgustos. Desarrollar un mayor conocimiento personal nos facilita reconocer los momentos de preocupación o tensión. A menudo, este conocimiento es un requisito de la comunicación efectiva, las relaciones interpersonales y la capacidad para desarrollar empatía hacia los demás.



¿Qué son Habilidades para la Vida?


¿QUÉ SON LAS HABILIDADES PARA LA VIDA?

En el contexto de esta iniciativa mundial, Habilidades para la Vida (HpV) se refiere a un grupo genérico de habilidades o destrezas psicosociales que le facilitan a las personas enfrentarse con éxito a las exigencias y desafíos de la vida diaria.
El énfasis en habilidades psicosociales distingue esta estrategia de otras que enseñan destrezas vocacionales, o se centran en aspectos prácticos de la vida diaria. Esta propuesta asume que el desarrollo integral de niños, niñas y jóvenes, así como la prevención de problemas psicosociales, requiere la adquisición de competencias y habilidades específicas a nivel físico, psicológico, social, cognitivo, moral y vocacional.

Habilidades para la Vida son:
Destrezas para conducirse de cierta manera, de acuerdo con la motivación individual y el campo de acción que tenga la persona, dentro de sus limitaciones sociales y culturales.
Un eslabón entre los factores motivadores del conocimiento, actitudes y valores, y el comportamiento o estilo de vida saludable (ver el gráfico de abajo).
Habilidades para la Vida no son:
Comportamientos en sí mismos. La educación en Habilidades para la Vida no se basa en la enseñanza de “recetas” o prescripciones de comportamiento, sino en la adquisición de herramientas específicas que le faciliten al individuo un comportamiento más positivo y saludable (en el sentido holístico de la salud) consigo mismo, con los demás y con el mundo en general.

Por ejemplo, al fortalecer la habilidad para tomar decisiones, se busca que niños y niñas aprendan, entre otras cosas, a identificar con claridad el asunto o situación sobre la que deben decidir, a pensar en las distintas alternativas y a valorar las ventajas y desventajas (para ellos y los demás) de cada una de las opciones posibles. Las decisiones finales siempre dependerán, en última instancia, de una combinación de factores internos y externos, muchos de ellos impredecibles, por lo que el proceso educativo no podría centrarse en enseñar qué decisiones deben tomarse en cuáles situaciones.
La propuesta pedagógica para enseñar a tomar decisiones se fundamenta precisamente en el fortalecimiento de la autonomía individual para que niños, niñas y jóvenes sean protagonistas y artífices de su propia vida y de la construcción de un mundo mejor.
Valores (como la honestidad o la integridad) ni cualidades (como la autoestima o la confianza en sí mismo). Sin embargo, existe una estrecha relación entre la educación en HpV y el fomento de valores y cualidades. De una aparte, la adquisición y aplicación efectiva de estas destrezas psicosociales influye en la forma en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos y a los demás, así como en la manera como nos perciben las demás personas. Habilidades para la Vida contribuye así a nuestra percepción de autoestima y confianza en sí mismos.
De otra parte, la enseñanza de estas destrezas también requiere la discusión y clarificación de los valores, creencias, prejuicios y conocimientos que subyacen al comportamiento de los niños y jóvenes (ver el Capítulo 3, página 17, “La educación en Habilidades para la Vida implica mucho más que el aprendizaje de destrezas psicosociales”).
Una panacea. Las habilidades sobre “cómo hacer las cosas” no son los únicos factores que afectan el comportamiento humano. Las fuentes de apoyo y otros factores socioculturales y familiares también se relacionan con la motivación y la habilidad para comportarse o no de manera saludable.

¿Cuáles son las principales Habilidades para la Vida?
Las destrezas psicosociales necesarias para enfrentar con éxito los desafíos de la vida diaria son muchas y muy diversas, y su naturaleza depende en gran medida del contexto social y cultural.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso que existe un grupo esencial de habilidades psicosociales, o Habilidades para la Vida, que probablemente son relevantes para los niños, las niñas y los jóvenes en cualquier contexto sociocultural, y que pueden agruparse por parejas en cinco grandes áreas, ya que existen relaciones naturales entre ellas:

Conocimiento en sí mismo
Comunicación afectiva
Toma de decisiones
Pensamiento creativo
Manejo de sentimientos y emociones
Empatía
Relaciones interpersonales
Solución de problemas y conflictos
Pensamiento crítico
Manejo de tensiones y estrés


Características de las Habilidades para la Vida
Especificidad cultural
Cada habilidad está compuesta por uno o más elementos, cuya naturaleza está determinada por las normas y valores que definen lo que es un comportamiento apropiado en cada contexto social y cultural. A su vez, las normas y valores dependen de factores como el género, la edad y la condición social.
En términos generales, por ejemplo, la habilidad de comunicarse en forma efectiva o asertiva incluye elementos como: contacto visual, nivel y tono de la voz, postura corporal y gestos faciales, y espacio interpersonal. Sin embargo, la forma específica, el grado y la oportunidad para comunicarse de manera asertiva pueden ser diferentes de país a país. En algunas culturas el contacto visual al hablar puede ser apropiado en los hombres pero no en las mujeres, o entre personas de la misma edad, pero puede ser considerado descortés en el caso de un menor que se dirige a un adulto.

Naturaleza genérica de las habilidades psicosociales
Estas destrezas se consideran “genéricas” porque:
Una misma habilidad tiene aplicación y es importante en el manejo de distintas situaciones cotidianas y de riesgo psicosocial comunes durante la niñez y la adolescencia.
En el cuadro a continuación, se ilustra cómo, por ejemplo, la habilidad para comunicar con claridad y de forma socialmente aceptable lo que pensamos y sentimos, incluida la habilidad de saber decir “no”, o comunicación asertiva, puede desempeñar un papel importante en el manejo de la sexualidad de los adolescentes y jóvenes, las relaciones interpersonales y la violencia intrafamiliar.


Se requieren distintas habilidades para enfrentar con éxito una determinada situación.
No existen habilidades únicas o exclusivas para cada situación psicosocial o problema de salud, aunque algunas destrezas pueden ser más relevantes en ciertas situaciones que en otras. El comportamiento de las personas es en extremo complejo y en la práctica existe una relación muy estrecha, en ocasiones inseparable, entre las distintas Habilidades para la Vida.
Por ejemplo, en la base de la dificultad o incapacidad para solucionar los conflictos de forma no violenta, se encuentran diversos factores: prejuicios e ideas erróneas sobre personas, grupos sociales o situaciones; temores; dificultad para tolerar las diferencias; y patrones aprendidos e interiorizados, entre otros.