viernes, 11 de marzo de 2016

La Disciplina Positiva

La Disciplina Positiva
Muy pocos padres tienen problemas en aprender los principios de la atención positiva, pero la disciplina positiva es otra historia. Cuando hablo de disciplina positiva me refiero simplemente al hecho de que usted necesita contar con formas bien pensadas, previsibles y apropiadas según la edad de responder a la mala conducta de sus hijos.


¿Qué haría en la situación siguiente?

Las vendedoras de la pequeña joyería quedaron de una pieza, como la mayoría de los clientes. En el medio de la tienda, durante el día más concurrido de las vacaciones, un niño de cinco años tenía un berrinche completo, sacudiendo los brazos y pateando, gritando con toda la capacidad de los pulmones, peligrosamente cerca de una vitrina con joyas finas. Su madre, aparentemente tan despreocupada por lo que la rodeaba como su hijo, se sentó junto a él con las piernas cruzadas en posición de loto y comenzó una conversación.
—Vamos Benji, debes hablarme sobre lo que ocurre en lugar de llorar. No puedo comprender cuál es el problema si lloras. Sé que estás enfadado, pero debes decirme qué te molesta si quieres que haga algo al respecto.
—Yo te diré lo que me molesta —musitó la propietaria de la joyería, preguntándose si tendría el coraje o la fuerza de echar tanto a la madre como al hijo de la tienda. En lugar de ello, se limitó a observar y esperar, preguntándose qué pensaría la madre con respecto al efecto que este incidente le estaba produciendo a su hijo.

La madre de la joyería tenía la creencia errónea de que siempre hay que razonar con los niños y ofrecerles opciones, aun cuando se comporten mal más allá de los límites sociales aceptados. Tal como lo escribe William Damon en su libro Greater Expectations: Overcoming the Culture of Indulgence in Our Homes and Schools (Mayores expectativas: sobreponerse a la cultura de la indulgencia en nuestros hogares y en la escuela). "Todos los jóvenes necesitan disciplina en un sentido positivo y restringido. Si los niños pretenden aprender capacidades productivas, necesitan desarrollar la disciplina a fin de aprovechar al máximo sus talentos innatos. También deben encontrar una disciplina firme y coherente cada vez que ponen a prueba los límites de las normas sociales (como lo hacen todos los niños de vez en cuando)". En realidad, es imposible desarrollar un estilo de padre que apunte a mejorar el CE de sus hijos sin mostrar también una forma coherente y efectiva de disciplinarlos. Pero tal como se lo dirán los docentes y asesores psicopedagógicos, se trata de un área en la que muchos padres norteamericanos experimentan grandes dificultades. Aunque existen cientos de libros sobre la manera de disciplinar mejor a sus hijos, la disciplina efectiva se reduce realmente a unos pocos principios y estrategias:
  1. Establezca reglas y límites claros y aténgase a ellos. Si puede, escríbalos y fíjelos sobre la pared.
  2. Déle a su hijo advertencias y señales cuando comienza a comportarse mal. Es la mejor manera de enseñarle el autocontrol.
  3. Defina el comportamiento positivo reforzando la buena conducta con elogios y afecto e ignorando la conducta que sólo apunta a llamar la atención.
  4. Eduque a su hijo conforme a sus expectativas. En general, los padres no emplean el tiempo suficiente para hablar con sus hijos acerca de los valores y las normas, y por qué estos son importantes.
  5. Prevenga los problemas antes de que se produzcan. Según la psicología de la conducta, la mayoría de los problemas se producen como resultado de un estímulo o una señal específica. La comprensión y eliminación de dichas señales lo ayudarán a evitar situaciones que dan lugar a una mala conducta.
  6. Cuando se viola una norma o un límite claramente establecido, en forma intencional o de otro modo, aplique de inmediato un castigo adecuado. Sea coherente y haga exactamente lo que dijo que haría.
  7. Cuando un castigo es necesario, asegúrese de que guarde relación con la infracción a la regla o la mala conducta (que el castigo se ajuste al delito).
  8. Siéntase cómodo con un conjunto de técnicas disciplinarias. Las que se recomiendan con mayor frecuencia incluyen:

  • A. Las reprimendas: es lo primero que deben hacer los padres, y se utiliza con suficiente frecuencia. Véase el Capítulo 7 para un análisis sobre la forma de reprender a sus hijos para que su conducta cambie sin que desarrollen resentimiento hacia usted o una auto imagen negativa.
  • B. Las consecuencias naturales: esta estrategia se refiere a dejar que sus hijos experimenten las consecuencias lógicas de su mala conducta a fin de que perciban por qué una norma en particular es importante. 
  • Por ejemplo, a un niño que pierde el tiempo cuando su madre está tratando de apurarlo para que tome el ómnibus escolar, se lo podría hacer caminar hasta la escuela y hacer que le explique al director la razón por la que llega tarde. (Sin embargo, las consecuencias naturales pueden a veces ser poco realistas o incluso peligrosas, como cuando usted quiere enseñarle a su pequeño que no debe correr en la calle, o por qué no debe jugar con fuego.)
  • C. El rincón: tal vez la técnica disciplinaria más comúnmente indicada. La medida del rincón consiste en ubicar a su hijo en un rincón neutro y poco estimulante durante un período breve (un minuto por cada año de la edad del niño). Esto también puede resultar efectivo cuando los niños se conducen mal en lugares públicos.
  • D. Quitar un privilegio: cuando los niños son demasiado grandes para ir al rincón, los padres suelen eliminar un privilegio. La televisión, el tiempo para jugar con el videojuego y el tiempo para utilizar el teléfono parecen funcionar bien. Evite quitar un privilegio que eliminaría al mismo tiempo una experiencia importante para el desarrollo de su hijo. Por ejemplo, sería mejor establecer para un adolescente una hora de regreso al hogar más temprana durante un mes que impedirle hacer un viaje escolar de una sola noche.
  • E. La sobre corrección: esta técnica se recomienda a menudo para conseguir un cambio rápido en la conducta. Cuando su hijo se conduce mal, debe repetir la conducta correcta por lo menos diez veces o durante veinte minutos. Por ejemplo, si su hijo regresó a casa de la escuela, arrojó su chaqueta y sus libros al piso, e ignoró su saludo, usted le pediría que vuelva a salir y a entrar a la casa diez veces en forma adecuada, con un saludo cordial, guardando sus libros y colgando su chaqueta.
  • F. Un sistema de puntaje: para problemas crónicos, la mayoría de los psicólogos recomiendan un sistema en el que los niños ganan puntos por conductas positivas claramente definidas. Dichos puntos pueden aprovecharse para recompensas inmediatas o a largo plazo. Las malas conductas dan como resultados la resta de puntos.

Tal como lo veremos a lo largo de este libro, surge claramente de las investigaciones que si usted quiere educar a un niño con un CE elevadores mejor que sea excesivamente estricto y no excesivamente indulgente. En un estudio estadístico de USA Today, de los 101 ex mejores estudiantes secundarios seleccionados anualmente por su elevado desempeño académico, su talento y servicio a la comunidad, el 49 por ciento describió a sus padres como más estrictos que otros padres.


Fuente: Lawrence Shapiro. Inteligencia Emocional de los niños. Guía para padres sobre Inteligencia Emocional. pp. 38-43.

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