En el libro La inteligencia
emocional de los niños. Una guía para padres y maestros, de Lawrence
Shapiro, en el prefacio podemos leer varias razones por las cuales es
importante enseñar inteligencia emocional desde la infancia.
Por qué deben
enseñarse las capacidades emocionales
Los escépticos se
preguntan por qué es necesario enseñar a los niños capacidades relacionadas con
las emociones. Preguntan: “¿Acaso las emociones no surgen en ellos de una manera
natural?” La respuesta es “no”, ya no.
Muchos científicos
creen que nuestras emociones humanas han evolucionado fundamentalmente como un
mecanismo de supervivencia. El miedo nos ayuda a protegernos del daño y nos
indica que debemos evitar el peligro. La ira nos ayuda a superar barreras para
obtener lo que necesitamos. Encontramos alegría y felicidad en la compañía de
otros. Al buscar el contacto humano encontramos protección dentro de un grupo
así como la oportunidad de encontrar una pareja y asegurar la supervivencia de
la especie. La tristeza respecto de la pérdida de una persona importante envía
señales para que dicha persona regrese, o una actitud de desamparo puede ayudar
a atraer una nueva persona que puede actuar como sustituto de la persona que se
ha ido.
Pero mientras que
para nuestros ancestros primitivos las emociones se adaptaban a las circunstancias,
la vida industrial moderna nos ha enfrentado a desafíos emocionales que la naturaleza
no ha anticipado. Por ejemplo, aunque la ira sigue desempeñando una función
importante en nuestra estructura emocional, la naturaleza no anticipó que podía
ser tan fácilmente provocada en medio de un embotellamiento de tránsito,
mirando televisión, o jugando con videojuegos. Sin duda nuestro desarrollo
evolutivo no pudo tomar en cuenta la facilidad con la que un niño de diez años podría
encontrar un arma y dispararle a un compañero de clase frente a un insulto.
El psiquiatra Michael
Norden, residente en Seattle, presenta una argumentación vehemente para que
reconozcamos de qué manera los tiempos modernos han perjudicado nuestras emociones
y en cierta medida han bloqueado su intento evolutivo. Escribe lo siguiente:
La
mayoría de nosotros ya no vive en aldeas de unos pocos cientos de habitantes o
menos, tal como lo hacían los hombres de la Edad de Piedra, sino más bien en
ciudades atestadas que forman una aldea global de casi seis mil millones de
personas. Estas tensiones acumulativas de la vida moderna han desatado una
avalancha de depresión, angustia e insomnio. Otros problemas resultan menos
obvios, como por ejemplo el sobrepeso y el cáncer. La mayoría (de nosotros) se
automedica (para controlar nuestras emociones) usando cualquier cosa entre la
cafeína y la cocaína; prácticamente nadie permanece ajeno a esta situación.
Las capacidades
emocionales y sociales presentadas en este libro fueron concebidas para ayudarlo
a proseguir aquello que la naturaleza ha dejado de hacer con relación a la
educación de los niños para que sean más capaces de manejar el estrés emocional
de los tiempos modernos. Si una vida agitada y apresurada ha vuelto a sus niños
propensos a la irritabilidad y la ira, usted puede enseñarles a reconocer y
controlar estos sentimientos. Si el temor al delito o a las mudanzas frecuentes
ha alejado a sus hijos de los beneficios de vivir en una comunidad abierta y
cohesiva, puede enseñarles las capacidades sociales para hacer y conservar amistades
íntimas. Si su hijo se siente perturbado por un divorcio o un nuevo matrimonio,
angustiado cuando enfrenta nuevas situaciones, o displicente respecto de sus
tareas escolares, puede enseñarle capacidades específicas del CE para ayudarlo
a enfrentar y superar estos problemas normales del crecimiento.