PRINCIPIO 3: JUSTICIA PARA TODOS
Ayuda a eliminar la pobreza del mundo. No hay razón
que justifique la existencia de los pobres
Todas las personas tienen derecho a agua potable, aire
limpio, alimentos suficientes, tierra sin contaminar, vivienda digna y
saneamiento seguro.
Todos deben recibir educación y los medios necesarios
para disfrutar de una vida digna.
Las personas que no pueden sustentarse solas deben ser
atendidas convenientemente.
Las personas ignoradas o más necesitadas serán las más ayudadas.
Coopera para que todo el mundo pueda crecer y avanzar
de forma justa y permanente. La cooperación se dará también en todo grupo,
empresa o asociación de personas.
La riqueza debe ser
distribuida de forma justa, en tu
país y en todo el mundo.
Los países más pobres deben ser liberados de su deuda
económica y deben obtener los medios para desarrollarse.
El comercio del mundo debe respetar el orden de la
naturaleza y las necesidades de los trabajadores.
Las empresas internacionales y las organizaciones
económicas mundiales deben actuar claramente para el bien de todos.
Afirma que los hombres y las mujeres tienen el mismo derecho a crecer de forma justa y
permanente. Unos y otras recibirán educación, tendrán protegida la salud y
ganarán lo mismo por idéntico trabajo
Se deben asegurar los derechos de la mujer; hay que
acabar con la violencia de sexo.
Las mujeres deben participar más activamente en todos
los aspectos de la vida.
Las familias
serán fortalecidas y todos sus
miembros protegidos.
Sin ninguna excepción, defiende que todos tenemos
derecho a vivir en un ambiente digno donde la salud y los valores espirituales
estén protegidos. Esto se refiere especialmente a la gente más explotada:
minorías y pueblos indígenas
No debe haber ninguna discriminación por razón de
etnia, color, sexo, orientación sexual, religión, lengua, nación, situación
social ...
Todos los
pueblos tienen derecho a tener creencias, tierras, recursos y formas de
vida propias.
Los jóvenes deben poder crear nuevas formas
sostenibles de vida.
Deben ser protegidos los lugares del mundo de
importancia cultural o espiritual.
PRINCIPIO 4: EL PUEBLO DECIDE; NO A LA VIOLENCIA, SÍ A
LA PAZ
En lo que esté en tus manos, colabora para que todos
participen en organizar, decidir y corregir la convivencia con otras personas.
Las normas serán justas y habrá un árbitro ante las dificultades
Todos tenemos derecho a recibir información sobre el
medio ambiente y cómo le afecta el desarrollo.
Es necesario que todos podamos participar y decidir en
el ámbito de pueblo, ciudad, región, nación, estado y mundo.
Deben ponerse en práctica los derechos de libertad de opinión,
expresión, reunión pacífica, asociación y desacuerdo.
Es necesario que actúen los tribunales de justicia, cuando se amenaza
y daña a la naturaleza.
La corrupción ha de ser eliminada de todas partes.
Las comunidades locales: ciudades, barrios o pueblos,
deben cuidar su entorno.
Estudia y practica lo que ayuda a vivir de forma justa
y estable
Todos, especialmente niños y jóvenes, deben tener
acceso a la educación para ayudar así al desarrollo sostenible.
El arte, la ciencia y el estudio deben educar para el
desarrollo.
Televisión, radio, prensa y otros medios de comunicación nos ayudarán a conocer
las necesidades de la naturaleza y de la sociedad.
La educación moral y espiritual influye de manera
decisiva en la forma de vida.
Trata a todos los
seres vivos con respeto y consideración
No se puede ser cruel con los animales; hay que evitar
que sufran.
Deben suprimirse los métodos de caza o pesca que
causan demasiado sufrimiento.
Hay que evitar la captura o destrucción indiscriminada
de animales.
Colabora para que todas las personas vivan sin
violencia, con tolerancia y paz
Los humanos debemos comprendernos y ayudarnos mejor.
Debemos prevenir los conflictos y utilizar la
cooperación.
Los ejércitos defenderán la paz y trabajaran para la
restauración del mundo.
Debemos eliminar las armas nucleares, biológicas,
tóxicas y de destrucción general.
El uso del espacio exterior servirá para defender el
medio ambiente y la paz.
La paz sirve para que cada ser humano se encuentre a
sí mismo y a los demás: las personas, las culturas, las formas de vida, la
Tierra y el Todo del cual formamos parte.
PRINCIPIO 5: EL CAMINO QUE DEBEMOS RECORRER
Los seres humanos dependemos unos de otros y
tenemos el deber de conservar y mejorar el mundo donde vivimos. Por esto
debemos recorrer un camino que se concreta en el cumplimiento de la Carta de la Tierra.
Es necesario imaginar y encontrar una nueva
forma de vida, aquí y en todas partes,
que permita a todos crecer de forma justa y equilibrada. Las innumerables
culturas existentes nos ayudan en la búsqueda y el diálogo constante nos acerca a la verdad.
Sin duda llegarán dificultades importantes; con
esfuerzo podremos vencerlas. Con
libertad y para el bienestar común encontraremos soluciones. Todos podemos
hacer algo. Todo nos puede ayudar: arte, ciencia, religión, educación, medios
de comunicación, empresas, organizaciones, gobiernos... La alianza hará la fuerza.
Para construir una Tierra, hogar de la
humanidad, las naciones del mundo deben renovar
su unión. La Carta de la Tierra, nueva ley universal, debe ser
aceptada, respetada y practicada por todos los estados y pueblos del mundo. El
medio ambiente saldrá protegido y las naciones crecerán con dignidad.
Nuestro tiempo será así recordando: “Despertaron
a una nueva forma de existencia”, “resolvieron crecer de forma justa y
permanente”, “se esforzaron por la justicia y la paz”, “celebraron con alegría
el placer de vivir”.