El humor con
que confrontamos las situaciones que provocan sufrimiento, angustia, pesar, es
muy importante para observarlo desde otro punto de vista, distinto a nuestra
percepción, interpretación, valoración y sentimientos.
El siguiente
párrafo fue extraído del libro “Teoría y terapia de las neurosis” escrito por
Viktor Frankl, donde retoma un caso, hablando sobre la intención paradójica y
el humor en una paciente. Estos términos, importantes para acompañar al
paciente en su deber interno, son ejemplos donde se puede tomar las riendas de lo
que nos sucede internamente, a partir del paciente mismo.
De un informe
de Mohammed Sadiq tomamos el siguiente caso: “La Señora N., paciente de 48
años, padecía de temblores hasta tal punto que era incapaz de sostener en sus
manos una taza de café o un vaso de agua, sin derramar algo de contenido. Además
no podía escribir ni mantener serenamente un libro para poder leer. Sucedió que
una mañana estábamos los dos solos, sentados frente a frente, y ella comenzó de
nuevo a temblar. Al verlo, me decidí a ensayar una vez más la intención paradójica, y con verdadero humor. Comencé, pues, a decir: ‘¿Qué
tal señora N., si apostáramos a ver quién tiembla mejor?’ Ella: ‘¿Qué quiere
decir usted con eso?’ Yo: ‘Veamos quien de los dos es capaz de temblar más
deprisa y durante más tiempo’. Ella: ‘No tenía ni la menor idea de que usted
padeciera también de temblores’. Yo: ‘No, no en absoluto. Pero Si quiero, soy
capaz también de temblar’. (Comencé a hacerlo. ¡Y de qué manera!). Ella: ‘¡Caramba!
¡Usted es capaz de hacerlo más deprisa que yo!’ (Y entre risas, comenzó a
acelerar sus temblores). Yo: ‘¡Venga, más deprisa señora N.! ¡Tiene que temblar
mucho más deprisa!’ Ella: ‘¡Pero no soy capaz de hacerlo! ¡Cese usted! ¡Ya no
puedo más!’ Estaba realmente cansada. Se levantó, fue a la cocina y volvió…con
una taza de café. Se la bebió tranquilamente, sin derramar ni una sola gota. Cuando
alguna vez vuelvo a atraparla temblando, no necesito más que decirle: ‘¿Qué señora N., hacemos otra apuesta a ver
quién tiembla más?’ Y ella suele responderme: ‘Está bien, está bien.’ Y eso
le ha servido siempre de remedio.
Fuente: Viktor
Frankl, “Teoría y terapia de las neurosis”, pp. 39-40.
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