Páginas

jueves, 25 de septiembre de 2014

Sobre la Intención Paradójica y el Humor


El humor con que confrontamos las situaciones que provocan sufrimiento, angustia, pesar, es muy importante para observarlo desde otro punto de vista, distinto a nuestra percepción, interpretación, valoración y sentimientos.
El siguiente párrafo fue extraído del libro “Teoría y terapia de las neurosis” escrito por Viktor Frankl, donde retoma un caso, hablando sobre la intención paradójica y el humor en una paciente. Estos términos, importantes para acompañar al paciente en su deber interno, son ejemplos donde se puede tomar las riendas de lo que nos sucede internamente, a partir del paciente mismo.

De un informe de Mohammed Sadiq tomamos el siguiente caso: “La Señora N., paciente de 48 años, padecía de temblores hasta tal punto que era incapaz de sostener en sus manos una taza de café o un vaso de agua, sin derramar algo de contenido. Además no podía escribir ni mantener serenamente un libro para poder leer. Sucedió que una mañana estábamos los dos solos, sentados frente a frente, y ella comenzó de nuevo a temblar. Al verlo, me decidí a ensayar una vez más la intención paradójica, y con verdadero humor. Comencé, pues, a decir: ‘¿Qué tal señora N., si apostáramos a ver quién tiembla mejor?’ Ella: ‘¿Qué quiere decir usted con eso?’ Yo: ‘Veamos quien de los dos es capaz de temblar más deprisa y durante más tiempo’. Ella: ‘No tenía ni la menor idea de que usted padeciera también de temblores’. Yo: ‘No, no en absoluto. Pero Si quiero, soy capaz también de temblar’. (Comencé a hacerlo. ¡Y de qué manera!). Ella: ‘¡Caramba! ¡Usted es capaz de hacerlo más deprisa que yo!’ (Y entre risas, comenzó a acelerar sus temblores). Yo: ‘¡Venga, más deprisa señora N.! ¡Tiene que temblar mucho más deprisa!’ Ella: ‘¡Pero no soy capaz de hacerlo! ¡Cese usted! ¡Ya no puedo más!’ Estaba realmente cansada. Se levantó, fue a la cocina y volvió…con una taza de café. Se la bebió tranquilamente, sin derramar ni una sola gota. Cuando alguna vez vuelvo a atraparla temblando, no necesito más que decirle: ‘¿Qué señora N., hacemos otra apuesta a ver quién tiembla más?’ Y ella suele responderme: ‘Está bien, está bien.’ Y eso le ha servido siempre de remedio. 

Fuente: Viktor Frankl, “Teoría y terapia de las neurosis”, pp. 39-40. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario