Establezca límites apropiados
Los niños necesitan límites razonables o reglas. Las reglas pueden ser negociables
o no negociables. Los
niños normales tratan de experimentar con sus límites. Los niños persistentes
experimentan con sus límites muchas
veces. Recuerde que la persistencia es un rasgo excelente en un adulto. Usted
quiere guiarlo, no destruirlo. Antes de hacer una regla decida qué hará si su
niño o niña trata de romperla.
Establezca reglas claras.
Las
reglas claras y apropiadas son simples y se adaptan a la edad y personalidad
del niño o niña. Las reglas apropiadas son simples. Estas reglas usan lenguaje
positivo. Las reglas les dicen al niño o niña qué hacer en lugar de qué no
hacer. Estas reglas hacen que las opciones del niño o niña sean claras. Por
ejemplo, "no se corre en la casa", se convierte en "Hay que
caminar en la casa".
Las
reglas apropiadas se adaptan a la edad del niño o niña. Aunque los niños son
diferentes unos de otros, algunos comportamientos son comunes a ciertas edades.
Para saber más sobre las edades y etapas de desarrollo de los niños, usted
puede reunirse con un grupo de juegos, cuidad a otros niños, tomar una clase o
leer un libro.
- El trabajo de un bebé es aprender a comunicarse y a confiar en la gente. Cuando el bebé llora, ella está tratando de decir algo.
- Muy pronto es infante camina (6 a 18 meses) puede moverse. Él o ella empieza a explorar el mundo. Mastica cosas. Golpea cosas. Tira cosas.
- Sube, se mete debajo, y por encima de las cosas. Aprende a través de pruebas y errores. Este infante necesita confiar en que usted le dará lo que necesita para aprender y confiar en que tiene opciones.
- El niño o niña camina (18-16 meses) empieza a pensar y sentir por su cuenta. Ella quiere hacer las cosas solita. Tiene rabietas. El lenguaje empieza a aparecer, pero no es siempre fácil. Niños de jardín de infantes (3-5 años) empiezan a darse cuenta de quiénes son. Tienen curiosidad sobre las diferencias entre hombres y mujeres. Experimentan con diferentes maneras de tener poder. Necesitan aprender a pedir lo que quieren.
Los
límites apropiados se adoptan a la personalidad del niño de la niña. Hay varios
rasgos básicos de personalidad que no cambian con el tiempo –nivel de actividad
8actividad o quietud), persistencia (continúa probando o se rinde fácilmente),
intensidad de respuesta (alta o apacible), y temperamento (agradable o
rezongón). Si usted tiene un niño activo, no es razonable esperar que se quede
quieto en la iglesia o en la sinagoga. Si tiene una niña que se ríe o llora fuertemente,
no la lleve a dónde el ruido pueda ser un problema.
Desarrolle consecuencias
Los
niños van a probar las reglas. Si usted le ofrece a la niña dos 'si' y ella
continúa con el comportamiento inaceptable, usted puede usar una consecuencia.
Una consecuencia es algo que pasa cuando ella rompe la regla. Decida antes de
tiempo lo que usted hará si ella lo o la ignora otra vez. Planee una
consecuencia.
¿Cuál es la diferencia entre una
amenaza y una consecuencia?
- Una amenaza tiene el propósito de asustar o avergonzar al niño para hacerlo obedecer en lugar de ofrecerle una opción verdadera. la amenaza lastima o castiga y disminuye la autoestima. El tono de la voz es de suma importancia y la amenaza puede no cumplirse.
- Una consecuencia tiene el propósito de guiar o de enseñar. El tono es calmado y objetivo. La consecuencia ofrece opciones verdaderas y se cumple en los hechos.
Cuatro
reglas para desarrollar buenas consecuencias. Una consecuencia es una opción
verdadera, se relaciona con el comportamiento del niño o la niña, es
amablemente firme y es algo que usted cumplirá.
- Una consecuencia es una opción verdadera. Ambas opciones son aceptables para el padre o la madre. Por ejemplo, "tú puedes recoger tus juguetes o yo los voy a guardar por una semana". El padre o la madre debe estar dispuesto o dispuesta a guardar los juguetes. Si no lo está, la afirmación es una amenaza.
- Una consecuencia se relaciona con el comportamiento del niño o niña. Hay una conexión entre el comportamiento y la consecuencia. Por ejemplo, "si no tienes suficiente hambre para cenar, tampoco tienes suficiente hambre para comer tu postre". La conexión es el hambre. "si no cenas, no ves televisión" no ofrece ninguna conexión.
- Una consecuencia es a la vez amable y firme. Su voz es agradable y objetiva. Por ejemplo, "¿Quieres ponerte el abrigo tú solito o quieres que yo te lo ponga?". Si tu tono es malintencionado, alto o de censura, la afirmación es una amenaza. Con una consecuencia, su voz es calmada y firme.
- Finalmente, una consecuencia necesita cumplirse. Si su niña se niega a escoger, usted debe hacer lo que usted dijo que haría. Por ejemplo, "¿Quieres caminar a tu cama o quieres que te lleve?" Si ella trata de correr, levántela y diga: "veo que escogiste que te llevara a la cama".
Cumplir con lo que dice:
Seguimiento.
Para
cambiar el comportamiento de sus hijos, usted tiene que cumplir con lo que
dice. Si
usted le dice a su niño o niña que se baje de la mesa, usted debe bajarlo de la
mesa inmediatamente si él no se baja. Si usted lo deja quedarse en la mesa,
usted le está enseñando a ignorarlo o ignorarla a usted. Mientras más
rápidamente cumpla usted con lo que dice, más rápidamente va a aprender el niño
o niña.
Un
padre nos cuenta -"Mi hermana cuenta hasta diez cuando ella quiere que sus
niños hagan algo. ¡He visto que empiezan a moverse a la cuenta de nueve! Yo
cuento hasta tres. Mis niños empiezan a moverse cuando digo dos". Usted
puede recordarles y después actuar.
Algunas
veces los niños prueban romper la misma regla una y otra vez. Si usted se da
cuenta que se empieza a frustrar, pruebe uno de estos consejos.
Si
usted no va a aplicar una regla dígale a su niño o niña que usted ha cambiado
de opinión. Por ejemplo, "He cambiado de opinión. Puedes saltar en el sofá
si te quitas los zapatos". Si usted no dice que ha cambiado de opinión,
los niños pueden asumir que a usted no le importan las otras reglas tampoco.
Recuerde,
usted es una buena persona aún cuando su niño o niña estén poniéndolo o
poniéndola a prueba.
Bibliografía: Crary,
Elizabeth. (1999). Amor y límites. Una guía
para ser padres creativos. Estados Unidos: Parenting Press.