Valor,
es la cualidad por la que una persona, una cosa o hecho merecen mayor o menor
aprecio, o satisfacen cierta finalidad. Es decir, un valor nos indica la
importancia, significación o eficacia de algo.
Existen
diferentes tipos de valores presentes en nuestra vida cotidiana. Aunque en esta
instancia, se busca destacar aquellos de índole moral y que se consolidan en
determinados valores universales, nacionales, cívicos y personales.
Los
valores éticos o morales, son principios con respecto a los cuales las personas
sienten un fuerte compromiso “de conciencia” y los emplean para juzgar lo
adecuado de las conductas propias y ajenas.
- Nuestros valores concuerdan con nuestras concepciones de la vida y del hombre.
- Los valores influyen en nuestra forma de pensar, en nuestros sentimientos y formas de comportarnos.
- Los valores se proyectan a través de actitudes y acciones ante personas y situaciones concretas.
- Los valores suponen un compromiso real y profundo de la persona ante sí misma y ante la sociedad en que se vive.
- Los valores no existen en abstracto ni de manera absoluta: están ligados a la historia, a las culturas, a los diferentes grupos humanos, a los individuos y a las circunstancias que enfrentan.
- Hay quienes sostienen que los valores existen “en sí”, independientemente de que los apreciemos o no. Por eso hablan de que percibir un valor no es crearlo, sino descubrirlo. Estos son valores trascendentes.
- Los valores trascendentes no dependen de la estima o acciones de una persona aislada, porque valen en sí mismos (derecho y respeto a la vida, verdad, libertad, equidad, fraternidad, justicia, espiritualidad).
- No siempre somos concientes de nuestros valores, como tampoco lo somos de la influencia que ejercen los demás en ellos.
- Así como existen valores, también existen los contravalores: los que se oponen a un valor concreto. En general, los contravalores (llamados también antivalores o valores negativos) impiden o van en contra del desarrollo pleno de las personas y de la convivencia libre e igualitaria.
Podemos
concluir que un valor no es simplemente una preferencia momentánea, sino una
preferencia que se cree, se sostiene y se considera justificada moralmente
(porque así debe ser), como fruto de un proceso de razonamiento o como
consecuencia de un juicio personal.
Los
valores (sean éticos, estéticos, afectivos, etc.) se han ido construyendo y
transformando a través de la historia, manifestándose de diversas maneras en
culturas y grupos humanos diferentes.
Las actitudes, los
hábitos y otros conceptos relacionados con los valores
Las
actitudes son tendencias o
disposiciones adquiridas que predisponen a percibir de modo determinado un objeto, persona,
suceso o situación y actuar consistentemente frente a ello. En esta conducta
intervienen componentes relacionados con el carácter, el conocimiento y los
sentimientos del individuo. Las actitudes implican juicios evaluativos.
Las
actitudes se enfocan hacia una cosa,
persona o situación determinada; siempre hay un algo o alguien que nos
resulta agradable, desagradable o indiferente. Es decir, las actitudes no son
simples estados de ánimo o creencias en general, sino manifestaciones de lo más íntimo de las personas.
Las
actitudes se pueden expresar a través del lenguaje verbal y no verbal (gestos,
silencios, no participación, etc.), y se transmiten con la intención de que
sean recibidas o entendidas por los otros. En este sentido, una actitud es un
acto social.
¿Cuál
es la diferencia entre actitudes y valores? Los valores son más centrales y
estables que las actitudes. Las actitudes reflejan los valores más relevantes
que una persona tiene sobre el mundo y sobre sí misma. Es decir, las actitudes
son indicadores de los valores que posee un individuo.
Otro
concepto relevante es el de hábito,
que es el comportamiento o modo especial de proceder adquirido por repetición
de actos similares. Los hábitos se presentan frecuentemente en la vida
cotidiana, pudiendo ser o no verbalizados y congruentes con alguna actitud
determinada. A partir de ellos puede inferirse el valor que una persona otorga
a la educación como cimiento de su vida futura.
No
todos los hábitos son positivos. También hay hábitos negativos, denominados vicios, que causan perjuicios a quien
los practica y a los demás.
La
virtud es un hábito operativo bueno.
El vicio es un hábito operativo malo. Las virtudes son hábitos que perfeccionan
las facultades del ser humano y que facilitan alcanzar la verdad y el bien. La
realización personal de cada esfera de valores ha de suponer el ejercicio de
virtudes específicas.
Por
ejemplo:
Para los valores
económicos ayudan:
la solidaridad, la buena administración, la sobriedad y la generosidad.
Para los valores
físicos:
la disciplina, la reciedumbre, la puntualidad, la deportividad, el optimismo,
la perseverancia, la templanza.
Para los valores
sociales:
la responsabilidad, la puntualidad, el respeto, la cortesía con todos, la
hospitalidad, los buenos modales, la sinceridad.
Para los valores
afectivos:
el respeto a la opinión ajena, la amistad, dar sin esperar recompensa, la
afabilidad, ecuanimidad, manejo de emociones y pasiones.
Para los valores
intelectuales:
la inclinación al estudio, la disciplina, el orden, el amor a la lectura, el
afán de enseñar lo que se sabe, capacidad racional y lógica, ponerse metas
superiores.
Para los valores
estéticos:
la apreciación musical y artística, la prudencia, la magnanimidad.
Para los valores
morales:
la fortaleza y justicia, la honestidad, decir la verdad, cumplir con la palabra
dada, la laboriosidad (rechazar la flojera), terminar el trabajo comenzado y
esmerarse por dejarlo bien hecho, sonreír y dar ánimo.
Por
último, la autonomía de una persona
se relaciona con la capacidad moral e intelectual de decidir el curso del
propio destino, ejerciendo una libertad con responsabilidad. El concepto de
libertad responsable indica los límites de nuestros actos están fijados por los
derechos de los demás.
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