Trabajo con Arcilla en Niños.
De todos los materiales
que uso con los niños, la arcilla es definitivamente mi favorita. Por lo
general el trabajo junto con los chicos y ello me hace sentir bien y relajada.
Su flexibilidad y maleabilidad se acomoda a diversas necesidades. Consideremos
sus atributos: es maravillosa porque es sucia, blanda, suave y sensual,
atrayente para todas las edades. Promueve el trabajo a través de los procesos
internos más primarios. Permite un flujo entre ella y el usuario que no es
igualado por ningún otro material. Es fácil identificarse con ella. Ofrece
experiencias táctiles y kinestésicas. Muchos niños con problemas de percepción y
motricidad necesitan este tipo de experiencia. Acerca a las personas a sus
sentimientos. Quizás sea su misma fluidez la que produce una unión entre el
medio y el usuario.
Con frecuencia parece penetrar
la coraza protectora, las barreras en un niño. Las personas que están muy
distanciadas de sus sentimientos y que continuamente bloquean su expresión, por
lo general están desconectadas de sus sentidos. A menudo la sensualidad de la
arcilla les tiende un puente entre sus sentidos y sus sentimientos. El niño
agresivo puede usar la arcilla para golpearla y machacarla. Los niños que están
enojados pueden ventilar su ira de muchas maneras por medio de la arcilla.
Los que son inseguros y
temerosos pueden sentir una sensación de control y dominio a través de la arcilla.
Es un material que se puede "borrar" y que no tiene normas claras y
específicas para su uso. Es muy difícil cometer un "error" con la arcilla.
Los niños que necesitan reforzar su experiencia de autoestima vivencian un
sentido único del yo a través de su manejo. Es el material más gráfico de todos
para que el terapeuta pueda observar el proceso de un niño. El terapeuta puede realmente
ver lo que está ocurriendo con el niño con sólo observar cómo trabaja la
arcilla. Es un buen eslabón para la expresión verbal de niños no comunicativos.
Permite al muy parlanchín, incluyendo a quienes sus padres y maestros acusan de
hablar demasiado, un medio de expresión que les ahorra montones de palabras.
Ayuda a los niños a cultivar y satisfacer su curiosidad sobre el sexo y las
partes y funciones del cuerpo. Un niño puede gozar el uso de la arcilla como
una actividad solitaria, y el trabajo con ella también puede ser una actividad muy
social. Los niños sostienen maravillosas conversaciones entre ellos durante
actividades no dirigidas. A menudo interactúan unos con otros a un nivel
diferente, compartiendo pensamientos, ideas, sentimientos y experiencias.
Hay personas que no
gustan del desaliño de la arcilla. En realidad es el material de arte más
limpio después del agua. Cuando se seca, queda convertida en un polvo fino que
es fácil de lavar, cepillar, aspirar o limpiar con esponja de las manos, ropa,
alfombras, pisos, mesas. La arcilla tiene propiedades curativas. Escultores y
ceramistas han observado que las cortaduras cicatrizan más rápido si se las
deja expuestas mientras se manipula la arcilla.
La mayoría de los niños
se aficiona fácilmente a la arcilla, pero de vez en cuando uno ve a un niño que
teme a la húmeda y "sucia" masa que representa para él este material.
Esto mismo le revela al terapeuta muchas cosas sobre el niño y una útil
dirección para el curso de la terapia. Ciertamente hay un vínculo directo entre
su limpieza compulsiva y sus problemas emocionales, y puede que esto no se evidencie
con ninguno de los otros materiales presentados al niño. Yo trabajaré
suavemente, introduciendo la arcilla en forma gradual tras su resistencia
inicial a ella. Tal niño con frecuencia siente fascinación y a la vez
repulsión, y empieza a adentrarse cautelosamente.
Encuentro que los niños
a menudo tienen un limitado repertorio de qué cosas hacer con la arcilla. Dele
a un niño un trozo de greda e inevitablemente hará un cenicero, un bol o tal
vez una serpiente. Mientras más experiencia tenga un niño con la sorprendente
flexibilidad y versatilidad de este medio, mayor será su oportunidad de expresarse.
Encuentro que es útil entregar un estuche de "herramientas" para usar
con la arcilla: un mazo de goma (esencial), un rebanador de queso, una
espátula, un prensa-ajos, un raspador o picador de alimentos (con mango), un lápiz
para hacer perforaciones, una prensadora de patatas, etc. Siempre estoy alerta
a cualquier otro ítem interesante de la cocina, del cajón de herramientas, o
donde sea. Mientras más inadecuado
parezca el utensilio (es decir, no diseñado específicamente para trabajar la
arcilla), mejor.
Fuente: Violet Oaklander. Ventanas a nuestros niños. Terapia gestalt para niños y adolescentes, p. 67-69
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