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jueves, 9 de julio de 2015

Ideas sobre la Importancia del Apego

El apego[1]

La especie humana tiene una larga historia. Ello nos ha hecho evolucionar de una determinada manera, configurando aspectos de nuestras necesidades básicas como seres humanos. El niño nace programado para sobrevivir en determinadas condiciones pero también bajo la necesidad de que sus necesidades básicas sean cubiertas. Estas pueden resumirse en:

  1. Necesidades fisiológicas (alimentación, higiene, sueño, etc...).
  2. Necesidad de protección ante posibles peligros (reales o imaginarios).
  3. Necesidad de explorar su entorno.
  4. Necesidad de jugar.
  5. Necesidad de establecer vínculos afectivos.

Los vínculos afectivos son una necesidad que forma parte del proyecto de desarrollo de un niño recién nacido. Si esta necesidad no es satisfecha, el niño, adolescente, joven o adulto sufrirá de "aislamiento o carencia emocional".

El Apego (o vínculo afectivo) es una relación especial que el niño establece con un número reducido de personas. Es un lazo afectivo que se forma entre él mismo y cada una de estas personas, un lazo que le impulsa a buscar la proximidad y el contacto con ellas a lo largo del tiempo. Es, sin duda, un mecanismo innato por el que el niño busca seguridad. Las conductas de apego se hacen más relevantes en aquellas situaciones que el niño percibe como más amenazantes (enfermedades, caídas, separaciones, peleas con otros niños....). El llorar es uno de los principales mecanismos por el que se produce la llamada o reclamo de la figura de apego. Más adelante, cuando el niño adquiere nuevas capacidades verbales y motoras, no necesita recurrir con tanta frecuencia al lloro. Una adecuada relación con las figuras de apego conlleva sentimientos de seguridad asociados a su proximidad o contacto y su pérdida, real o imaginaria genera angustia.
Los vínculos de apego no sólo van establecerse con los padres o familiares directos sino que pueden producirse con otras personas próximas al niño (educadores, maestros, etc...). 





¿Cómo es posible desaprender una cultura del maltrato y reaprender una cultura del buen trato? 

Se revisan varias clases para abordar el bienestar infantil, que más adelante se transformará en bienestar de los adultos y bienestar psicosocial de toda la comunidad. El punto de partida parece ser el apego. Las experiencias de apego sano crean personas capaces de tratar bien a otros, de conectarse con sus necesidades, de contener y reparar sus sufrimientos. Pero si las experiencias tempranas no han sido de apego sano, es posible repararlas a través de nuevas experiencias de apego, como adultos. Esto es alentador; nos habla de la resiliencia de los seres humanos, de que –gracias a que existen otros seres humanos capaces de contenernos, protegernos y cuidarnos- es posible sobreponerse a experiencias tempranas de carencias y de dolor[2].



¿Qué nos aporta la Teoría de la afectividad de Bowlby?

Bowlby emplea una perspectiva evolutiva que incluye aspectos de la conducta animal y los combina con aspectos de la teoría psicoanalítica para entender la formación de la afectividad humana.
 Define la afectividad como un lazo que se afianza con el tiempo y finalmente llega a formar parte de la estructura psíquica del individuo. La función biológica de la afectividad es la protección.
La separación afectiva de la figura materna se intensifica cuando el niño pequeño está largo tiempo en un ambiente extraño, cuidado por personas extrañas, entonces en el niño aparece protesta, desesperación y separación. La protesta es una conducta enfadada en la que el niño busca a la madre. La fase de desesperación es un dolor agudo en que disminuye la esperanza. La fase de separación sirve como función defensiva (ignorar y alejarse de la madre).


¿Por qué la carencia afectiva supone una amenaza para la afectividad segura y el desarrollo de capacidades?
La carencia afectiva pone en peligro el desarrollo de las relaciones saludables con otros y la formación de lazos sociales.
Si el niño tiene una seguridad, confianza en su cuidador, unas rupturas frecuentes y largas con esta persona pueden identificarse como amenazas.
El idioma, el discurso y la comunicación no verbal son particularmente sensibles a la carencia afectiva. Por ejemplo, niños que no son hablados por sus cuidadores tardan mucho más en hablar.
El discurso de la madre también es portador de emociones y una influencia de la organización de la vida psicológica del niño.



Tipos de Apego

Apego Seguro: hay seguridad puesto que existe el  acceso al objeto de apego. Las personas están libres de miedo y ansiedad, aún cuando su objeto de apego no es visible, sienten confianza que el objeto de hará visibles lo necesitan.
Apego Ansioso-Ambivalente: hay ansiedad, las personas no tienen confianza en el acceso y respuesta en el objeto de apego, puesto que éste, no provee de seguridad derivado de la inconsciencia en la satisfacción de necesidades.
Apego Ansioso-Evitativo: personas que no podían contar con el apoyo de su madre en la infancia y reaccionaban de forma defensiva, adoptando una postura de indiferencia. Habiendo sufrido muchos rechazos en el pasado, intentaban negar la necesidad que tenían del objeto de apego, para evitar frustraciones.








[1] http://www.psicodiagnosis.es/areageneral/elapego/index.php#0000009ae70c7682d

[2] Jorge Barudy, Jorge; Dantangan, Maryorie. (2005). Los buenos tratos a la infancia. Barcelona: Gedisa.

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