Es fácil criticar y juzgar la maternidad y
paternidad ajenas. Los que están afuera, pueden observar más ‘objetivamente los
pequeños errores’ que se cometen. Los que están adentro, no pueden ver tan
fácilmente las problemáticas que surgen.
Las observaciones ajenas, son solo una
apariencia de lo que no se logra saber. Nadie nace siendo papá o mamá, y el
instinto maternal o paternal también es algo que se desarrolla con tiempo en el
individuo. Ser papá o mamá, requiere de una decisión consciente y responsable
de lo que significa y de lo que se será al tener hijos. Tampoco nos enseñan a
tomar esta decisión.
Conforme avanzamos en la vida, comenzamos
a plantearnos la posibilidad de serlo y vivirlo. Hay veces que ni siquiera lo
pensamos, pues cuando nos percatamos que ya nos hemos subido al barco y no
tendremos la oportunidad de ‘planearlo correctamente’, por lo que tomaremos
decisiones apresuradas y sin reflexionar, donde simplemente las opciones se
reducen en permanecer en el barco o buscar el primer puerto para salir
corriendo. Entonces nuestra decisión sobre la paternidad y la maternidad, lo
realizamos sobre la marcha.
Cuando veo a los papás, me gusta decirles
“que ellos son los que saben más de sus hijos”, que yo les doy esos empujones
que requieren para poder observarlos, que tomo notas de ellos para verificarlo
en sus hijos, y así, poderles regresar sus observaciones y con unas cuantas más
de mi parte. Ese es mi trabajo como psicoterapeuta: ponerme en el lugar del
niño/a como del papá o la mamá, poderlos comprender desde donde están
observando, poder empatizar con ellos para así, hacer un buen trabajo. Es un
trabajo en conjunto, sin prejuicios y sin detracciones.
Comentarios como: “ese niño necesita una
mano dura”, “esa niña ya le agarró la medida a sus papás”, “es evidente que
necesita disciplina”, “seguro está enojado porque no le hacen caso”, “es
reflejo de lo que vive en casa”. Existen un montón de etiquetas que les damos
tanto a los niños como a los papás. Los agentes externos, pareciera que son los
expertos en la crianza de los niños. Para este escrito, me quiero referir a aquellos
que no han tenido aún la oportunidad de vivir la experiencia de ser papá o mamá.
Existe un motivo, por el cual hoy defiendo
a los papás que no ven con claridad las problemáticas de sus hijos y, que en
ocasiones, los expertos en salud mental (psicólogos, psicoterapeutas,
psiquiatras, pedagógos), juzgan con premura antes de observar el total contexto
en el que se viven estas circunstancias.
Las personas ajenas a la maternidad o
paternidad, pueden dar opiniones, más no expresar críticas hacia una situación
que no han experimentado. Es cierto, que en ocasiones, se experimenta en cabeza
ajena, que dos mentes piensan mejor que una, que a través de la mirada del otro
te ayuda a ver lo que sucede. Pero otras veces, no se puede opinar sobre algo
que no se ha vivido en carne propia y es mejor comprender que dar una opinión y
no desear aconsejar en algo que se desconoce.
Los que observan por fuera, antes de
juzgar, deberían tomar una buena actitud compasiva, reflexionar y preguntarse:
¿yo haría lo mismo o en qué sería diferente, si yo estuviera en esa situación?
A lo cual, no existe una respuesta ‘correcta’.
Los que son papás y mamás, hacen lo que
están en sus posibilidades, en sus capacidades y lo que tienen a su alcance.
Los que son papás y mamás, ya saben que es la soltería, pero los solteros/as no
saben aún qué es ser papá o mamá y llegará el día (si es que lo desean y
planean) en que sepan de qué trata. Esto también es para aquellos profesionales
de la salud, que por su empeño en ayudar y sin tener esta experiencia en su
vida personal, les es fácil brindar una opinión equívoca de lo que deberían hacer
los papás y mamás que acuden a ellos para una ayuda y apoyo profesionales.
Ser papá o mamá, es una experiencia
compleja, donde existen grandes retribuciones y también grandes complicaciones.
Pues al serlo, dejas de lado el solo pensar en tu persona para convertirte en
alguien que verá por el bienestar de un ser que apenas empieza a conocer el
mundo. Tener un hijo/a, es un acto de gran responsabilidad, pues debes estar
bien individualmente para poder transmitir y guiar lo mejor que tienes a tu
hijo/a.
Hay una gran importancia en vivir la
experiencia. Y aquellos que no han estado en esas situaciones, deberían
abstenerse de apabullar con críticas, porque el día de mañana que sean papás o
mamás, estarán del lado que criticaron alguna vez, y entonces, no aceptarán las
críticas que les hagan al respecto de su desempeño como papás o mamás.
No se puede criticar lo que no se conoce.
Pero sí se puede extender una sincera y humilde comprensión hacia aquellos que
ya están viviendo esa situación, absteniéndonos de consejos que no podemos dar. Debemos recordar, que el trabajo terapéutico, trata más que nada en acompañar a quien acude a nosotros, para poder ayudarlo y apoyarlo desde sus capacidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario