LO QUE TODA MADRE Y PADRE DEBEN SABER
Las
herramientas esenciales para las familias.
PRINCIPIO
I: COMO TODAS LAS
PERSONAS, LOS/AS NIÑOS/AS TIENEN NECESIDADES, Y PARA SATISFACER SUS NECESIDADES
SE COMPORTAN O ACTÚAN.
Los niños/as no se portan mal.
David, un niño de tres años muy curioso
y activo, vacía todo en el escritorio de su madre y está dibujando en sus hojas
con rotuladores. Descubriendo este desorden su madre, molesta, empuja a David
hacia atrás. David, por supuesto, llora y se ve desconcertado.
Cuando el padre de David llega a casa la
madre le saluda diciéndole, “nuestro hijo realmente se portó mal hoy”. Predeciblemente
su marido pregunta. “¿Qué hizo?”. Su pregunta es comprensible porque el mensaje
“David se portó mal” no comunica nada sobre lo que David realmente hizo, sólo
que su madre hizo una evaluación de David: Es un niño “que se ha portado mal”.
Si los padres y madres supieran cuántos
problemas causa este concepto en las familias... Pensar en términos de niños/as
que se portan mal no sólo representa problemas para los niños/as, obviamente,
sino que también trae problemas innecesarios para los padres.
¿Por qué sucede esto? ¿Qué está mal en
decir que su hijo/a se porta mal? Todo padre y madre lo hace. Sí, como lo
hicieron a su vez los padres de ellos. De hecho, el origen del concepto del
niño/a con mal comportamiento va tan atrás en la historia que es dudoso si
alguien sabe cuándo empezó o por qué. Es un término tan comúnmente empleado que
su uso en las familias apenas ha sido puesto en duda.
Extrañamente, el término es casi
aplicado exclusivamente a niños/as y no a adultos, amigos/as o cónyuges. ¿Con
cuánta frecuencia ha escuchado a alguien decir?:
“Mi marido se portó mal ayer”
“Me molesta tanto cuando mis amigas se
portan mal en el desayuno”
“Mis empleados se han portado mal”
“Nuestras
invitadas se portaron mal en la fiesta de anoche”.
Aparentemente, entonces, sólo los/as
niños/as son vistos como que se portan mal, nadie más. Portarse mal es lenguaje
de padres y madres, atado de alguna manera con el modo en que éstos
tradicionalmente han visto a sus hijos/as. Los padres y madres dicen que los/as
niños/as se portan mal cuando sus acciones (o sus conductas) son contrarias o
diferentes a lo que los padres creen que deberían ser. Además, precisamente, la
mala conducta es un comportamiento que produce algún tipo de consecuencia mala
para los padres.
Mala conducta = conducta mala para la
madre/ padre
Por otra parte, cuando un/a niño/a tiene
una conducta que no trae malas consecuencias para el padre/ madre, ese/a niño/a
es descrito como “que se porta bien”.
“Andrea se portó bien hoy”
“Miguel se portó bien en la tienda”
“Tratamos de enseñar a nuestro hijo a
portarse bien”
Los padres y madres serían más eficaces,
y la vida en casa más placentera para todos/as si pudieran empezar a pensar
sobre la conducta del niño/a de un modo diferente. Primero, trate de recordar
que todas las acciones de los/as niños/as son conductas. Cada cosa que ellas/os
hacen o dicen es una conducta específica. Visto de esta manera, un/a niño/a
muestra conductas todo el día. Y por la misma razón todas las criaturas tienen
conductas: están tratando de satisfacer sus necesidades.
Un/a niño/a llora porque está
hambriento/a, o tiene frío, o dolor. Algo está mal, el organismo necesita algo.
La conducta de llorar es la manera del niño/a de pedir “ayuda”. Tal conducta,
de hecho, tendría que ser vista como apropiada (“buena”), porque el llorar es
adecuado para traer al niño/a la ayuda necesaria.
Cuando se ve como un organismo con una
conducta apropiada para satisfacer una necesidad, el/la niño/a ciertamente no
puede ser evaluado/a como mal comportado/a.
De manera similar, cuando David de 3 años
estaba explorando moviendo las cosas en el escritorio, esa conducta, vista como
manifestación de su necesidad para ver nuevas formas y tamaños, manejar objetos
o dibujar no tendría que ser etiquetada por su madre como mal comportamiento.
La vida en familia sería infinitamente
menos exasperante para las madres y padres, y más disfrutable para los/as
niños/as también, si sus padres aceptaran estos simples principios sobre los/as
niños/as:
PRINCIPIO
II: NO SE PORTAN MAL:
SIMPLEMENTE SE COMPORTAN PARA SATISFACER SUS NECESIDADES.
Esto no significa, sin embargo, que a
los padres les gustarán todas las conductas de sus hijos/as. No se debe esperar
esto de las madres y padres, ya que los/as niños/as pueden hacer cosas que producen
consecuencias inaceptables para sus padres. Los/as niños/as pueden hacer ruido y destruir cosas, tardar cuando hay prisa,
hacer ruido cuando se necesita silencio, causar trabajo adicional, interrumpir
su conversación, y romper sus cosas.
Piense sobre estas conductas de esta
manera: son conductas que los/as niños/as tienen para satisfacer sus
necesidades. Si al mismo tiempo interfieren con su búsqueda de placer, eso no
quiere decir que el/la niño/a se está portando mal. Lo que ocurre es que su
modo particular de comportarse es inaceptable para usted.
No interprete que el/la niño/a le está
tratando de hacerle algo a usted, solamente está tratando de hacer algo para
él/ella mismo/a. Y esto no hace a su hijo/a malo/a o con mal comportamiento.
Si los padres y madres eliminaran el concepto
de mal comportamiento de su vocabulario, rara vez se sentirían molestos/as o
como jueces. Consecuentemente, no sentirían la necesidad de llevar a cabo
consecuencias con castigos, como en la situación del pequeño David y su madre.
Todos los padres, sin embargo, necesitan aprender métodos eficaces para
modificar conductas que interfieren con sus necesidades, pero etiquetar al niño/a
como con mal comportamiento no es una de ellas. Tampoco lo es el castigo, de
ningún tipo.
Sea una persona, no un padre o madre
Hay algo sobre volverse madre y padre que
hace a la gente olvidarse que son personas. Empiezan a jugar el rol de padres.
Carla y Esteban, dos personas, súbitamente sienten que deben transformarse ellos
mismos en mamá y papá, en padres. Desafortunadamente, esta transformación hace
a la gente olvidar que todavía son humanos, con faltas, limitaciones,
sentimientos y, sobre todo, derechos.
Olvidar su condición humana es el primer
error serio que los padres tienen al entrar en la maternidad/paternidad. Toman
una gran carga de responsabilidad en la que desarrollan sentimientos de culpa e
impotencia, demasiado fuertes, y fuera de su realidad. Y sus hijos/as sufren
también, porque los/las niños/as aprecian profundamente que sus padres sean
realmente humanos. ¿Alguna vez ha escuchado a un niño decir, “Mi mamá es una
buena persona”, “mi papá es una persona de verdad”, “son realmente grandes personas”?
¿Cómo pueden ser los padres personas para
sus hijos/as? Comprendiendo unos cuantos principios simples sobre las relaciones
humanas, verdades que se aplican igualmente a todas las relaciones
padre/madre-hijo/a.
Los/as niños/as inevitablemente hacen
cosas con las que sus padres se sienten exasperados, irritados, frustrados,
sobrepasados, resentidos, decepcionados, o simplemente molestos. Los/as
niños/as no son diferentes de su marido o parientes o amigas/os o
colaboradores, quienes también pueden, en ocasiones, provocar sentimientos
similares. Imagine que usted siempre ve la conducta de su hijo/a (todo lo que
dice o hace) a través de una ventana frente a usted. Ahora piense que esa
ventana tiene dos secciones, una sección superior y una sección inferior.
Adoptar la regla de ver todas las conductas inaceptables de su hijo/a a través
de la parte baja de la ventana, y todas las conductas aceptables a través de la
parte superior, como en la siguiente figura:
Julia, corriendo y jugando ruidosamente
afuera, es una conducta que probablemente vea a través de la parte superior de
su ventana, es aceptable para usted. Julia haciendo la misma cosa en la sala,
sin embargo, indudablemente sería vista a través de la parte inferior de su
ventana, es inaceptable para usted.
Todos los padres tienen dos secciones en sus ventanas. Es decir, como los padres son personas, no dioses, algunas de las conductas de sus hijos/as serán inaceptables. Una manera más directa de poner esto: en ocasiones no le gustará algo que está haciendo su hijo/a y por lo tanto él/ella no le gustará en algunos momentos.
Si no le gusta la manera como esto
suena, sólo recuerde que algunas veces a usted no le agrada su cónyuge, sus
amigos, sus familiares, u otras personas. En estas relaciones con otros, sin
embargo, sus conductas inaceptables no tienen usualmente en el mismo efecto
fuerte en usted, como persona, como lo tienen las conductas de sus hijos/as.
Cuando un amigo hace algo que a usted no le gusta, lo puede excusar como
idiosincrasia: “esa es la manera de ser de Karina, olvidadiza”. Usted no se
siente responsable por la conducta de su amiga, ni se siente inadecuada, ni
fracasada.
Pero, cuando sus hijos/as tienen una
conducta que interfiere con sus necesidades, ¿no se siente como si fuera
responsable de alguna manera?, ¡usted siente responsabilidad maternal/paternal
por la conducta de su hijo/a! ¿Qué hizo usted mal? ¡Debe ser un/a mal /a
padre/madre!
PRINCIPIO
III: LOS PADRES NO PUEDEN
ACEPTAR TODAS LAS CONDUCTAS DE SUS HIJOS/AS.
Usted se siente descansado/a, con
energía y feliz con el mundo. Juan, su hijo de doce años, está tocando la
guitarra con gusto. Esto no lo molesta, de hecho, usted disfruta viéndolo
practicar. La conducta de Juan es vista a través de la parte superior de su
ventana, es aceptable para usted.
Dos días después, usted está cansado/a y tratando de dormir una siesta de media hora. Juan otra vez empieza a tocar su guitarra. Usted sabe que no podrá dormirse con esa guitarra retumbando en sus oídos. Es muy inaceptable para usted, usted ve a Juan tocando la guitarra hoy a través de la parte inferior de su ventana.
¿Está siendo inconsistente? Por supuesto. Pero por una muy buena razón. Usted es una persona diferente hoy de la persona que usted era hace dos días. Está siendo humano, usted cambia.
Usted era real entonces, y usted es real hoy. Si hubiera reaccionado consistentemente ambos días, usted habría sido irreal uno de esos días, falso si lo prefiere.
Ser inconsistente en sus reacciones a la
conducta de un niño es ser una persona real, es inevitable. A pesar del consejo
de innumerables expertos en educación, los padres pueden ser y serán
inconsistentes.
PRINCIPIO
IV: LOS PADRES NO
TIENEN QUE SER CONSISTENTES CON SUS HIJOS/AS.
¿Pero qué hay del efecto en el/la niño/a?
En primer lugar, los/as niños/as entienden que sus padres tienen días buenos y
malos, que una situación puede crecen respetando a los padres que son honestos
sobre sus sentimientos, y crecen desconfiando de aquellos que no lo son.
La creencia tradicional de ser
consistente también influencia a madres y padres a pensar que deben ser siempre
consistentes y estar unidos entre ellos en las reacciones respecto a las
conductas de su hijo/a. Esto tampoco tiene sentido.
Se les dice a los padres que se
respalden uno al otro para que el/la niño/a crea que ambos padres se sienten de
la misma manera sobre una conducta inaceptable en particular.
Lo que está mal con esta idea arraigada
es que requiere de uno de los padres mentir respecto a sus sentimientos reales.
Le pide a uno de los padres jugar un rol, ser falso. Otra vez, los/as niños/as
pueden percibir la falsedad, y les desagrada. Una joven adolescente me confirmó
esto cuando me dijo, “No respeto a mi padre, de hecho, odio su debilidad.
Lo que sea que mi padre sienta sobre las
cosas que hago, se pone del lado de mi madre aun cuando sé que no está de
acuerdo”.
Las madres y padres no pueden esconder
sus sentimientos reales, y no deben intentarlo. En lugar de ello, los padres deben
aceptar el hecho de que uno de ellos puede sentir aceptación por una conducta y
el otro puede sentir no aceptación. El padre/madre eficaz se da cuenta de que
inevitablemente se sentirá diferente en días diferentes sobre la misma conducta.
Los padres son personas, no dioses. No tienen que actuar incondicionalmente
aceptantes hacia las conductas. Tampoco deben pretender sentir aceptación para
presentar un frente unido.
PRINCIPIO
V: LOS PADRES NO DEBEN
TENER UN “FRENTE UNIDO”.
Aun cuando todos/as los/as niños/as indudablemente
prefieran ser aceptados/as todo el tiempo, ellos/as pueden constructivamente
manejar los sentimientos de no aceptación de sus padres cuando éstos les envían
mensajes honestos que encajan con sus sentimientos reales. Esto no sólo hace
más fácil para los/as niños/as aprender lo apropiado de varias conductas, sino
también les ayudará a ver a sus padres como personas reales, transparentes,
humanos y como gente con la quien ellos/as realmente quieren tener una
relación.
Puede
cambiar la conducta que no acepta sin usar el castigo.
Cuando la conducta de los niños
interfiere con las necesidades de sus padres, como es inevitable, los padres
naturalmente querrán modificar tal conducta.
Después de todo, los padres tienen
necesidades. Tienen sus propias vidas que vivir y el derecho a tener
satisfacción en su existencia. Pero los padres cometen dos serios errores.
Primero, muy a su pesar, muchos padres ignoran conductas inaceptables y ven a
sus hijos/as crecer siendo terriblemente desconsiderados/as e incluso ajenos a
las necesidades de sus padres. Si los padres permiten esto, desarrollan
profundos sentimientos de resentimiento y también crece el desagrado y egoísmo.
Segundo, la mayoría de los padres eligen el castigo como su primera opción al
tratar de modificar la conducta inaceptable. Si los padres permisivamente
ignoran la conducta que no les agrada, ellos sufren, y si se basan en el
castigo, sus hijos /as sufren. Y en ambos casos la relación sufre. ¿Pero qué
pueden hacer los padres y madres para que sus hijos aprendan a respetar sus
necesidades y derechos? Hay métodos efectivos para los/as hijos/as de todas las
edades.
Con bebés y
niños/as pre verbales
Niños/as muy pequeños/as, que quizá no
puedan entender mensajes verbales, presentan un problema especial para los
padres.
Sin embargo, es relativamente fácil
influenciar a bebés y niños pre-verbales para modificar la conducta inaceptable
para los padres, si se usa el enfoque correcto.
·
Los
padres pueden elegir entre cuatro enfoques diferentes:
·
El
juego de la adivinanza
·
Hagamos
un trato
·
El
Mensaje-Yo no verbal
·
Cambiando
el ambiente
El juego de la adivinanza: los padres y madres eficaces deben aprender
a ser buenos/as adivinadores/as con los bebes y niños/as pre verbales,
simplemente porque estos/as niños/as no pueden decir a sus padres mucho sobre
lo que está sucediendo dentro de ellos. Camila, de seis meses, empieza a llorar
fuertemente a medianoche. Sus padres son despertados del sueño que necesitan y
naturalmente encuentran esta conducta inaceptable. ¿Pero cómo pueden hacer que
Camila deje de llorar? Simple: empiezan a adivinar (calibrar). Encontrar la
causa de su llanto para que puedan remediar el problema es algo parecido a un
rompecabezas.
Quizá esta mojada y con frío. Primero
revisemos esto. No, está seca. Bien, puede ser que no le sacamos el aire lo
suficiente, y se está sintiendo incómoda.
Levantémosla y tratemos de sacarle el
aire. Nuevamente no hemos adivinado, Camila no saca el aire. ¿Tendrá hambre?
Todavía hay algo de leche en el biberón, pero está bloqueado. Vamos a probar
esa hipótesis. ¡Éxito!. Camila toma un poco por unos minutos y se duerme. La
tumban suavemente en la cuna, y sigue dormida. Sus padres pueden regresar a la
cama ahora y cubrir sus propias necesidades.
Este es un ejemplo del juego de
adivinanzas, un enfoque que las madres y padres deben usar muy frecuentemente
con los/as niños/as cuando se quejan incesantemente, cuando no pueden descansar
y están molestos,/as cuando no pueden ni ir a dormir, cuando tiran su comida al
suelo. El juego de la adivinanza funciona eficazmente porque los bebes hacen
cosas que son inaceptables para sus padres cuando hay una razón para ello,
usualmente una razón muy lógica. Cuando los padres empiezan a usar el juego de
la adivinanza, dejan de basarse en el castigo.
PRINCIPIO
VI: CUANDO LOS INFANTES
SE COMPORTAN DE MANERA INACEPTABLE HAY UNA BUENA RAZÓN, PERO USTED DEBE
ADIVINAR QUÉ ES.
Algunas veces los padres encuentran el
juego de adivinanzas sencillo, otras veces más difícil. Pero se dice “si no tienes
éxito la primera vez, inténtalo nuevamente”. Es el mejor consejo que conozco de
los padres. De hecho, los padres se pueden volver buenos en el juego porque
conocen cada vez mejor a sus hijos/as. Las madres y padres me han dicho que
eventualmente aprenden a identificar la diferencia entre un llanto porque el
bebé está mojado de un llanto por hambre y del llanto por incomodidad.
“Hagamos un trato”. Otro enfoque para cambiar conductas
inaceptables de los/as niños/as involucra la negociación: cambiar la conducta
inaceptable por otra conducta que sea aceptable para los padres. Laura, su hija
curiosa de un año, ha encontrado un par de guantes nuevos, que le gusta tocar y
estirar. Usted encuentra esto inaceptable porque tiene miedo de que los rasgue
o destruya. Usted va a su lavadora y saca un par viejo que ya está rasgado y
usado. Usted coloca este par en sus manos y suavemente retira el par nuevo.
Laura, sin saber la diferencia, encuentra el par dañado tan divertido para
tocar y estirar como el anterior. Sus necesidades son cubiertas y también las
de usted.
David está brincando en el sofá, y su
madre tiene miedo de que pueda pegarle a la lámpara y tirarla. Ella cuidadosa
pero firmemente quita a David del sofá y brinca con él en los cojines, que ella
quitó del sofá y puso en el suelo.
Sandra, de dieciocho meses, empieza a
recostarse en el regazo de su padre la noche en que él tiene puesto un traje
limpio de colores claros. Papá se da cuenta de que las manos de Sandra están cubiertas
con mermelada mezclada con mantequilla de cacahuate. Papá cuidadosamente aparta
a Sandra, pero inmediatamente va al baño, toma una toalla húmeda, y limpia sus
manos. Entonces levanta a Sandra y la regresa a su regazo.
Otra vez, cuando los padres empiezan a
pensar en términos de negociación, dejan de usar el castigo.
PRINCIPIO
VII: CUANDO NO PUEDE
ACEPTAR UNA CONDUCTA, CÁMBIELA POR UNA QUE PUEDA ACEPTAR.
El Mensaje-Yo no verbal. Los/as niños/as más grandes
frecuentemente modifican su conducta después de que su madre/padre les envía un
mensaje honesto que describe cómo ellos se sienten afectados por la conducta
del niño/a, por ejemplo:
“No puedo hablar por teléfono cuando hay
tanto ruido”
“Llegaré tarde si tardas tanto tiempo
para vestirte”
“Me encanta ese florero, y me pondría
triste si lo rompes”.
Pero los niños demasiado pequeños para
entender las palabras no serán influenciados por tales mensajes (llamados
“Mensajes-Yo” porque comunican al niño “déjame decirte cómo me estoy sintiendo”).
Consecuentemente, el Mensaje-Yo debe ser puesto en una forma no verbal, como en
los siguientes ejemplos.
Mientras mamá coge aupas al pequeño Toño
en el supermercado, empieza a patear a mamá en el estómago, riéndose con cada
patada. Mamá inmediatamente baja a Toño al suelo y continúa caminando.
(Mensaje: “me duele cuando me patean el estómago; por lo que así no me gusta
llevarte aupas”)
Julia no entra al coche cuando su madre
tiene mucha prisa. Su madre pone su mano sobre Julia y amable pero firmemente
la guía a hacia el asiento delantero. (Mensaje: “Necesito que te metas al carro
porque tengo prisa”).
PRINCIPIO
VIII: DEJE A LOS NIÑOS
SABER CÓMO SE SIENTE, AÚN SI NO PUEDE USAR PALABRAS.
La clave al emplear este método para
tratar de modificar conducta inaceptable es evitar cualquier castigo o acción
dolorosa para el niño. Después de todo, usted sólo quiere que sepa cómo se
siente. Pegar, empujar, burlarse, gritar, todos estos métodos inevitablemente
comunican al niño/a que es malo, que está mal, que sus necesidades no cuentan,
que está haciendo algo dañino, y merece ser castigado.
Cambiando el ambiente. Muchos padres intuitivamente saben que
una manera efectiva de detener a muchos/as niños/as de tener conductas
inaceptables es cambiar el ambiente del niño/a, opuesto a los esfuerzos de
cambiar al niño/a directamente. Qué madre/padre no ha visto a un/a niño/a
quejándose, molestando, aburrido/a, y de repente volverse total y calladamente
inmerso en alguna actividad cuando su madre/padre le da algunos materiales que
capturen su interés, tales como plastilina, pinturas, rompecabezas, libros con
imágenes, juguetes, etc. Esto es llamado “Enriquecer el Ambiente”.
En otros momentos los/as niños/as
necesitan tolo lo contrario. Simplemente están excitados/as e hiperactivos/as justo
antes de dormir, por ejemplo, por lo que la madre/padre sabe cómo “Empobrecer
el Ambiente”. Los niños sobre estimulados, frecuentemente se calman si se les
lee o cuenta una historia (real o ficción) o si tienen un periodo tranquilo
para compartir los eventos del día.
Mucha de la tormenta y estrés a la hora
de ir a dormir pueden ser evitados si los padres hacen un esfuerzo para reducir
los estímulos del ambiente de su hijo/a.
La mayoría de las conductas inaceptables
(y destructivas) de los/as niños/as pequeños pueden ser evitadas con buenos
esfuerzos de parte de los padres para tener un “Ambiente a Prueba de Niños/as”,
por ejemplo:
Comprando copas y vasos irrompibles
Poniendo cerillas, cuchillos,
rasuradores y navajas fuera del alcance
Reubicando las medicinas y artículos
peligrosos
Manteniendo puertas cerradas
Previniendo resbalones con alfombras
PRINCIPIO
IX: FRECUENTEMENTE ES MÁS
EFICIENTE CAMBIAR EL AMBIENTE DEL NIÑO/A QUE CAMBIAR AL NIÑO/A.
Con niños/as mayores.
Cuando los/as niños/as entienden el
lenguaje verbal, usted puede hablarles directamente, esperando que tomarán en
consideración sus necesidades y decidirán ellos/as mismos/as cambiar su conducta.
Con mucho, el método más efectivo es enviar un Mensaje-Yo verbal. Como se
explicó previamente, un Mensaje-Yo es aquel que comunica al niño/a sólo lo que
le está sucediendo a usted como consecuencia de su conducta, como en los
siguientes ejemplos:
“Cuando la TV está tan fuerte, no puedo
hablar con tu madre”.
“No voy a disfrutar las flores que planté
si las pisoteas”.
Aun cuando parece sencillo, enviar
Mensajes-Yo no es fácil de aprender, primeramente porque la mayoría de los
padres /madres están bloqueados en el hábito de enviar Mensajes-Tú cuando
encuentran conductas inaceptables. Los Mensajes-Tú contienen un alto contenido
de culpa, juicio, evaluación, amenaza, poder o humillación. Aquí están los
tipos de Mensajes-Tú más comunes:
·
Limpia
ese desorden (ordenando).
·
Si
no dejas de hacer eso, irás a tu cuarto (advirtiendo).
·
No
deberías venir a la mesa sin lavarte las manos (sermoneando).
·
Podrías
ir afuera a jugar (aconsejando).
·
Deberías
saberlo mejor (moralizando).
·
Estás
actuando como un bebé (evaluando).
·
Solo
estás presumiendo (analizando).
·
Necesitas
aprender algunos modales (enseñando).
·
Me
estás volviendo loca (culpando).
·
Mira
estás canas que me has causado (culpando).
En lugar de influenciar a los/as
niños/as a cambiar, los Mensajes-Tú ponen a los/as niños/as a la defensiva y se
resisten al cambio, y a lo largo del tiempo merma seriamente la autoestima de
los/as niños/as o lo que es más, provocan que los/las jóvenes contraataquen con
Mensajes-Tú propios, causando que la situación escale a una batalla verbal,
frecuentemente trayendo lágrimas, sentimientos de dolor, puertas azotadas,
amenazas de castigo, y una relación fracturada.
Los Mensajes-Yo, por otro lado, tienen
menor tendencia a provocar la resistencia al cambio. Cuando los niños escuchan
que sus padres están siendo lastimados, su deseo natural de ayuda emerge. Más
aun, cuando los niños no son reprendidos o culpados por tener sus necesidades,
tienen muchos más deseos de ser considerados hacia las necesidades de sus
padres.
PRINCIPIO
X: PARA CAMBIAR LA
CONDUCTA INACEPTABLE DE SU HIJO, HABLE SOBRE USTED MISMO/A, NO SOBRE SU HIJO/A.
Probablemente la mayor recompensa para
los padres que aprenden a enviar Mensajes-Yo es que sus niños/as eventualmente
copian el modelo. Decirle honestamente a su hijo/a cómo se sienten es revelarle
su humanidad. Él aprende que usted puede ser herido/a, estar cansado/a,
decepcionado/a, agobiado/a, preocupado/a, y temeroso/a. Tal honestidad de su
parte servirá como modelo, y verá cómo sus hijos/as empiezan a ser honestos y
reales con usted. En lugar de ser extraños en la misma casa, como sucede con
tantas familias, los padres e hijos/as desarrollan una relación auténtica y abierta.
Los padres experimentan el gusto de tener niños /as honestos/as, y los/as
niños/as son bendecidos teniendo personas reales como padres.
Los terribles peligros de la disciplina.
Pregunte a 100 padres, “¿deberían sus
hijos/as ser disciplinados?”, y 90 de ellos indudablemente contestarán, “por
supuesto”. Esos padres que disciplinan a sus hijos tienen la creencia (y la
defienden fuertemente) que cuestionar la validez de la idea puede parecer
alguna herejía o tontería. Sin embargo, no conozco otra creencia que cause más
problemas a los padres que el concepto de disciplina. De mi experiencia
trabajando con cientos de madres y padres en cursos de Padres y Madres Eficaz y
Técnicamente Preparados, estoy bien convencido de que realmente es una creencia
muy peligrosa, porque aleja a padres e hijos /as y por lo tanto contribuye al
deterioro de las relaciones padre/madrehijo/a.
Algo muy interesante, es que la mayoría
de los padres que disciplinan a sus hijos son motivados por la mejor de las
intenciones. Quieren que sus hijos/as sean responsables, independientes,
conscientes, corteses, competentes, y mucho más. Los padres simplemente no
conocen otro modo de transmitir sus buenas intenciones. Por lo que usan la
disciplina.
Entonces, cuando encuentran que la
disciplina no funciona bien, usualmente deciden que deben disciplinar aún más
fuerte. Y así sucesivamente, hasta que los/as niños/as se rebelan, retraen, o
dejan la casa.
¿Qué es esta disciplina que los padres
necesitan que deben usar?, ¿qué significa? El diccionario define disciplina
como castigo por alguien que tiene poder poder para obtener obediencia. La
clave para el término disciplina es el concepto de poder o autoridad, poder
para obtener obediencia o poder para imponer una orden usando el castigo.
Los oficiales disciplinan a sus
subordinados, los entrenadores de animales disciplinan a los perros en la
escuela de obediencia, los maestros y profesoras disciplinan a sus estudiantes,
los padres y madres disciplinan a sus hijos. ¿Pero de dónde obtiene toda esta
gente su poder?
El poder es adquirido cuando una persona
posee lo que otra persona realmente necesita, a esto le llamamos recompensas.
La maestra tiene calificaciones para entregar, y el entrenador de perros
tiene comida para ofrecer al perro hambriento. El poder también es adquirido
cuando una persona posee los medios para infringir pena o incomodidad a otro, a
esto le llamamos castigos. La maestra puede castigar a los/as
estudiantes después de la escuela o enviarlos a la oficina del director/a, el
entrenador del perro puede apretar la correa y lastimarle el cuello.
Las recompensas y castigos le dan a la
gente poder, y el poder es la base para su posición de autoridad sobre otros.
Consecuentemente, cuando los padres dicen que están usando su autoridad para
disciplinar a sus hijos/as, quieren decir que usan estas recompensas y
castigos. Ofrecen (o prometen) recompensas para obtener la conducta que quieren
de sus hijos/as, e infringen (o amenazan con hacerlo) castigo para deshacerse
de la conducta que no quieren. Suena fácil, ¿no es así?
En la práctica, sin embargo, disciplinar
a los/as niños/as a través de recompensas y castigos no es tan sencillo como
suena. Hay trampas para los padres y madres, y algunas pueden ser muy
peligrosas y destructivas para la relación con sus hijos/as.
En primer lugar, los padres van a perder
inevitablemente en el poder. Cuando los niños son muy jóvenes, los padres tienen
mucho poder sobre ellos. Los padres poseen muchas recompensas que funcionan muy
bien y castigos que hacen a los/as niños/as seguir las instrucciones. Conforme
los/as niños/as crecen, sin embargo, los padres empiezan a perder recompensas
eficaces, así como castigos potentes. Las recompensas que alguna vez
funcionaron, ahora los/as niños/as las reciben con desinterés. En el caso del
castigo, los /as niños/as empiezan a resistirse o rebelarse. Cuando alcancen la
adolescencia, los padres tienen las manos vacías.
Una madre en un curso PET, se expresó de
esta manera:
“Mi hijo tiene dieciocho años ahora, y
el único recurso del poder que me queda son las llaves del coche. Y dentro de
seis meses no funcionará porque él tendrá su propio coche”.
La madre de una niña de catorce años de
edad admitió:
“Ana simplemente ignora la mayoría de
mis promesas de regalos y favores. “¿Quién lo necesita?” dice ella, y sigue
haciendo lo que le place”.
Los padres que se han basado fuertemente
en disciplinar a sus hijos muy pronto descubren para su sorpresa que se han
quedado sin poder cuando los niños llegan a la adolescencia. Y entonces encuentran
que no tienen ninguna otra manera de influenciar a sus hijos/as. Es por esto
que los años de adolescencia se vuelven frustrantes, estresantes y tormentosos
para la mayoría de las familias.
PRINCIPIO
XI: LOS PADRES QUE USAN
EL PODER INEVITABLEMENTE LO PIERDEN CUANDO SUS HIJOS/AS CRECEN.
Además de la impotencia
maternal/paternal inevitable que sigue al uso del poder, hay otras
consecuencias de disciplinar a los/las niños/as que son destructivas para los
padres, para el/la hijo/a, y para la relación.
Las madres y padres frecuentemente no son
conscientes del hecho de que los/as niños/as, enfrentados con un/a progenitor/a
que disciplina usando el poder con recompensas y castigos, desarrollan
mecanismos de confrontación, respuestas aprendidas (frecuentemente habituales)
para ayudarles a lidiar, a evadir, o pelear contra los intentos de sus padres
para controlarlos o moldearlos.
En los cursos PET, se les pide a las madres
y padres recordar su propia juventud cuando sus padres (y las/os maestras/os)
usaron el poder sobre ellas/os, y después hacer una lista de los varios
mecanismos de contraataque que adoptaron en respuesta a los esfuerzos de
disciplina de sus padres. La lista final incluye prácticamente cada uno de los
siguientes mecanismos:
·
Resistencia,
desafío, rebelión, negativismo
·
Resentimiento,
enojo, hostilidad
·
Retraerse,
agredir, contraatacar
·
Mentir,
esconder sentimientos, cerrarse
·
Culpar
a otros, chismorrear
·
Intimidación
·
Deseos
de ganar, hacer trampa, odiar perder
·
Organizarse
en contra de los padres a combinar fuerzas
·
Sumisión,
compromiso, miedo
·
Conformidad,
falta de creatividad, necesidad de ser correcto y estar seguro, pasividad
·
Rendirse,
escaparse, fantasear
Cuando los padres/madres entienden la
idea de que sus propios /as hijos/as usarán mecanismos idénticos de contraataque
en respuesta a su autoridad y disciplina, empiezan a preguntarse por qué los padres
querrían usar el poder y autoridad para disciplinar a sus hijos/as. De hecho,
en mi experiencia veo que la mayoría de los padres y madres no disfrutan
actuando como dictadores, demandantes y castigando. Realmente no quieren
ejercer coerción sobre sus hijos/as, los quieren influenciar.
PRINCIPIO
XII: LOS NIÑOS/AS APRENDEN
A LIDIAR CON EL PODER DE LOS PADRES CON CONDUCTAS INDESEABLES Y NO SANAS.
Los padres, por supuesto, quisieran ver
a sus niños/as volverse responsables considerados/as con otros/as,
cooperativos/vas, felices y saludables. Pero la mayoría de las madres y padres
no saben otra manera de inculcar estas características que no sea la
disciplina. Disciplinar niños/as, basados en el uso del poder de los padres,
nunca influye, únicamente los obliga a comportarse de maneras prescritas. La
disciplina repele o previene la conducta, usualmente dejando al/la niño/a sin
persuadir, no convencido/a, y desmotivado/a. De hecho, los/as niños/as
generalmente regresan a sus modos originales tan pronto como el poder
maternal/paternal ha desaparecido (o está ausente), porque sus necesidades y
deseos permanecen sin cambios cuando hay coerción.
PRINCIPIO
XIII: LA DISCIPLINA PUEDE
COMPELER O REPRIMIR, PERO RARAMENTE INFLUYE.
La mayoría de los padres se resisten a
renunciar a su poder para disciplinar, porque la única alternativa que ven a
ello es ser permisivo. Y pocos padres quieren niños/as desconsiderados/as,
incontrolables o irresponsables, el tipo de niños/as producidos por la
permisividad. Previamente señalé que los padres deben proteger sus derechos y
sugerí algunas maneras efectivas para modificar las conductas inaceptables,
métodos sin uso de poder. ¿Pero qué sucede si no funcionan?, ¿qué pueden hacer
los padres si ocurre un conflicto?
Cómo resolver conflictos sin que nadie
pierda.
Los conflictos emergen en cualquier
relación entre dos o más personas. En algunas relaciones emergen más conflictos
que en otras. Las relaciones saludables y satisfactorias pueden tener muchos
conflictos porque no es la frecuencia de conflictos lo que lastima las
relaciones de la gente sino los métodos usados para tratar de resolverlos.
En ningún otro lado esto es más evidente
que en una relación madre/padre hijo/a. La mayoría de las madres y padres se basan
fuertemente en dos métodos que a largo plazo son destructivos en la relación
con sus hijos/as. Pueden aprender a usar un tercer método que invariablemente
mejorará su relación.
Los dos métodos para resolver conflictos
que la mayoría de los padres usan son, ambos, métodos ganar-perder, una persona
gana y la otra pierde. El Método I es el enfoque en el que el padre decide cuál
será la solución al conflicto, y entonces usa el poder para cumplirla y hace que
el/la niño/a lleve a cabo la solución.
Nathalie de cuatro años siempre quiere
que su padre juegue con ella inmediatamente después de que llega del trabajo.
Papá, sin embargo, se siente cansado de conducir por la autopista y necesita
relajarse. Le gusta leer el periódico y relajarse cuando llega a casa.
Usualmente Nathalie sube a su regazo, le quita el periódico e interrumpe su lectura.
El padre gana, la niña pierde. La niña
queda resentida con el padre.
Método I: papá le dice a Nathalie que
salga a jugar y amenaza con el castigo si no lo hace. No se siente bien para
jugar, y está decidido a descansar. Nathalie rendida, llora, y siente
resentimiento. Papá se siente culpable. Ella pierde, sus necesidades no son
cubiertas. Papá gana, sus necesidades son cubiertas.
Si el papá de Natalie hubiera usado el
Método II, el resultado hubiera sido una situación ganar- perder, el Método II
es un enfoque en que el padre se rindió ante la solución de la niña.
Consecuentemente, la niña satisface sus necesidades a expensas de que las
necesidades del padre permanezcan sin satisfacer.
La niña gana, el padre pierde. El padre
queda resentido con la niña
Método II: papá cede ante la solicitud
de Natalie y renegando va a jugar con ella, aun cuando está cansado y no tiene
ganas. Se siente aplastado y resentido (y actúa como mártir). Nathalie lo
percibe y se siente culpable. Nathalie gana, sus necesidades están cubiertas. Papá
pierde, sus necesidades no están cubiertas.
Cuando los padres usan el Método I para
resolver conflictos con sus hijos/as, están actuando como dictadores, y con el
Método II, son tratados como alfombras. Los/as niños/as aprenden a responder al
poder de los padres usado en el Método I con uno o varios de los mecanismos de
respuesta descritos previamente.
Los/as niños/as aprenden a responder al
Método II volviéndose egoístas y desconsiderados, usualmente acompañados por
una percepción de que las necesidades de nadie más en el mundo son importantes.
Los resultados de la permisividad son quizás tan destructivos para la relación
entre padres e hijos/as como los resultados del método autoritario para manejar
conflictos.
PRINCIPIO
XIV: TANTO SI LOS PADRES
ACTÚAN COMO DICTADORES COMO SI ACTÚAN COMO ALFOMBRAS, ALGUIEN PIERDE.
Las madres y padres tienen la
alternativa de ser estrictas/os o indulgentes, autoritarias/os o permisivas/as.
Hay una manera de quitar las luchas de poder de los conflictos en las familias.
La mayoría de los padres tienen que aprender a usar este método, ya que sus
padres raramente lo usaron con ellos.
El Método III es un enfoque para
resolver conflictos en donde los padres e hijo/as juntos, presentan soluciones
posibles al conflicto y finalmente seleccionan una solución que es aceptable
para ambos. Esta es una solución que permite a ambos, madre/padre e hijo/a,
satisfacer sus necesidades.
Ambos ganan, ninguno pierde, y por lo
tanto no hay resentimiento alguno.
Método III: papá establece el problema a
Nathalie, “quieres jugar conmigo cuando llego a casa, pero no me siento bien para
jugar en ese momento porque estoy muy cansado de conducir en la autopista”.
Papá sugiere entonces que ambos piensen en soluciones para que ambos se sientan
felices. En unos cuantos minutos llegan a una solución que ambos aceptan. Papá
prometió jugar con Nathalie si ella espera hasta que haya terminado de
relajarse y leer el periódico. Él tendrá su período de descanso, después del cual
Nathalie tendrá su periodo del juego.
El Método III, llamado el Método
No-perder, elimina las peleas del poder que son parte de los métodos I y II.
Otro beneficio es que trae un alto grado de motivación para los/as niños/as
para llevar a cabo la decisión. Es su decisión, han participado en
encontrarla. Los padres y madres que adoptan el método No-perder para resolver
todos los conflictos frecuentemente encuentran que trae una relación más
cercana, cálida y mucho más amorosa en la familia. Los/as niños/as aprecian la
voluntad de sus padres en considerar sus necesidades, y viceversa.
PRINCIPIO
XV: CUANDO LOS CONFLICTOS
SON RESUELTOS SIN QUE NADIE PIERDA, LA RELACIÓN SE FORTALECE.
Los padres también han producido cambios
significativos en sus hijos/as después de que se establece el método No-perder
en sus casas: mejores calificaciones en la escuela, menos lágrimas y berrinches,
mejores relaciones con sus hijos,/as, más responsabilidad sobre las tareas
domésticas, mayor auto confianza, una mayor disposición, más felicidad y menos
enfermedades, menos agresión e hiperactividad.
Un credo.
La filosofía subyacente a todos los
principios que han sido sugeridos para la maternidad y paternidad pueden ser
expresadas en el credo que se muestra a continuación:
Credo para mis Relaciones
Tú y yo tenemos una relación que valoro
y deseo mantener. Sin embargo, nosotros también somos dos individuos con
nuestras propias habilidades y necesidades.
Por lo tanto, es conveniente que conozcamos
y comprendamos lo que cada uno de nosotros valora y necesita, y siempre seamos
abiertos y honestos en nuestra comunicación.
Cuando tú estés experimentando un
problema en tu vida, yo trataré de escucharte con genuina aceptación y
comprensión a fin de poder ayudarte a que encuentres tus propias soluciones en
lugar de imponer las mías. Y yo quiero que tú me escuches a mí cuando yo
necesite encontrar mis propias soluciones a mis problemas.
En esos tiempos cuando tu comportamiento
interfiera con lo que yo debo hacer para conseguir mis propias necesidades, yo
te diré abierta y honestamente cómo es que tu comportamiento me afecta,
confiando en que tú respetes mis necesidades y sentimientos lo suficiente como
para que intentes cambiar tu comportamiento que es inaceptable para mí. También,
cuando algún comportamiento sea inaceptable por mi parte, yo espero que tú me
lo digas abierta y honestamente para que así yo pueda intentar cambiarlo.
Y cuando nosotros experimentemos
conflictos en nuestra relación, accedamos a resolver cada conflicto sin que
ninguno de los dos deba de recurrir al uso del poder para ganar a expensas de
la pérdida del otro. Yo respeto tus necesidades, pero también debo de respetar
las mías. Por lo tanto, siempre optemos por buscar la solución que sea
aceptable para los dos. Tus necesidades serán satisfechas, y también las mías,
ninguno de los dos perderá, ambos ganaremos.
De esta manera, tú puedes continuar en
tu desarrollo como persona mediante la satisfacción de tus necesidades, y yo
también. Además, podemos tener una relación sana en la cual ambos tengamos la
oportunidad de convertirnos en lo que somos capaces de poder llegar a ser. Y
nosotros podremos continuar tratándonos con mutuo respeto, amor y paz.
Dr. Thomas Gordon, Fundador
©1978 Gordon Training
Internationalcredo que se muestra a continuación:
Credo para mis Relaciones
Tú y yo tenemos una relación que valoro
y deseo mantener. Sin embargo, nosotros también somos dos individuos con
nuestras propias habilidades y necesidades.
Por lo tanto, es conveniente que conozcamos
y comprendamos lo que cada uno de nosotros valora y necesita, y siempre seamos
abiertos y honestos en nuestra comunicación.
Cuando tú estés experimentando un
problema en tu vida, yo trataré de escucharte con genuina aceptación y
comprensión a fin de poder ayudarte a que encuentres tus propias soluciones en
lugar de imponer las mías. Y yo quiero que tú me escuches a mí cuando yo
necesite encontrar mis propias soluciones a mis problemas.
En esos tiempos cuando tu comportamiento
interfiera con lo que yo debo hacer para conseguir mis propias necesidades, yo
te diré abierta y honestamente cómo es que tu comportamiento me afecta,
confiando en que tú respetes mis necesidades y sentimientos lo suficiente como
para que intentes cambiar tu comportamiento que es inaceptable para mí. También,
cuando algún comportamiento sea inaceptable por mi parte, yo espero que tú me
lo digas abierta y honestamente para que así yo pueda intentar cambiarlo.
Y cuando nosotros experimentemos
conflictos en nuestra relación, accedamos a resolver cada conflicto sin que
ninguno de los dos deba de recurrir al uso del poder para ganar a expensas de
la pérdida del otro. Yo respeto tus necesidades, pero también debo de respetar
las mías. Por lo tanto, siempre optemos por buscar la solución que sea
aceptable para los dos. Tus necesidades serán satisfechas, y también las mías,
ninguno de los dos perderá, ambos ganaremos.
De esta manera, tú puedes continuar en
tu desarrollo como persona mediante la satisfacción de tus necesidades, y yo
también. Además, podemos tener una relación sana en la cual ambos tengamos la
oportunidad de convertirnos en lo que somos capaces de poder llegar a ser. Y
nosotros podremos continuar tratándonos con mutuo respeto, amor y paz.
Dr. Thomas Gordon, Fundador
©1978 Gordon Training
International
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