La gatha
de «Cómo conocer la mejor forma de vivir solo» se inicia con la estrofa: «No
persigáis el pasado». «Perseguir el pasado» significa lamentar lo que ya ha
ocurrido en el pasado. Lamentamos haber perdido las bellas cosas del pasado de
las que ya no disfrutamos en el presente. El Buda comenta esta estrofa
diciendo: «Cuando alguien piensa en cómo era su cuerpo en el pasado, en qué
sentía en el pasado, en las percepciones que tenía en el pasado, en cómo eran
sus factores mentales en el pasado, y en cómo era su conciencia en el pasado;
cuando piensa en todo eso y su mente se apega a esas cosas del pasado y se deja
esclavizar por ellas, esa persona está persiguiendo el pasado».
El Buda
nos enseñó que no hemos de perseguir el pasado porque «el pasado ha dejado de
ser». Cuando nos perdemos en pensamientos sobre el pasado, nos estamos
perdiendo el presente. La vida sólo existe en el momento presente. Perdernos el
presente es perdernos la vida. El Buda nos lo explicó con una gran claridad:
hemos de despedirnos del pasado para regresar al presente. Regresar al presente
es estar en contacto con la vida.
¿Qué
dinámica de nuestra conciencia es la que nos impulsa a volver al pasado y a
vivir con las imágenes que rememoramos de él? Las fuerzas de las que se compone
están construidas por las formaciones internas (en sánscrito, samyójana), los factores mentales que
surgen en nosotros y que nos atan al pasado. Las cosas que vemos, oímos, olemos,
saboreamos, tocamos, imaginamos o pensamos pueden también generar en nosotros
formaciones internas: como el deseo, la irritación, la ira, la confusión, el
miedo, la ansiedad, la desconfianza y otras emociones parecidas. Las
formaciones internas están presentes en el fondo de la conciencia de cada uno
de nosotros.
Las
formaciones internas influyen en nuestra conciencia y en nuestra conducta
diaria. Nos hacen pensar, decir y hacer cosas de las que ni siquiera somos
conscientes. Como nos impulsan a actuar así, se llaman también ataduras, porque
nos obligan a actuar de determinadas maneras.
En los
comentarios se suelen mencionar nueve clases de formaciones internas: el deseo,
el odio, la arrogancia, la ignorancia, las ideas falsas, el apego, la duda, la
envidia y el egoísmo. La ignorancia, la falta de claridad mental, es la
formación interna principal. Es el material burdo del que están hechas las
otras formaciones internas. Aunque haya nueve, como el «deseo» normalmente se
cita en primer lugar, suele utilizarse para representar a todas las formaciones
internas. En el Kaccana-Bhaddekaratta
el monje Kaccana explica:
Amigos míos, ¿qué significa el pasado? Morar en el pasado
significa alguien que piensa: «En el pasado mis ojos eran de esta manera y la
forma (con la que mis ojos estaban en contacto), de aquella otra» y, al pensar
así, es presa del deseo. Y al ser presa de él, experimenta un anhelo. Y esta
sensación le hace permanecer en el pasado.
El
comentario de Kaccana podría hacernos pensar que la única formación interna que
nos ata al pasado es el deseo. Pero cuando Kaccana se refiere al «deseo» lo
está usando para representar a todas las formaciones internas: el odio, la
duda, la envidia y las restantes. Todas ellas nos atan y nos mantienen sujetos
al pasado.
A veces el
simple hecho de oír el nombre de alguien que se portó mal con nosotros hace que
nuestras formaciones internas de aquella época nos lleven automáticamente al
pasado y que revivamos el sufrimiento padecido. El pasado es el hogar tanto de
los recuerdos dolorosos como de los recuerdos felices. Dejarse absorber por el
pasado es estar muerto al momento presente. No resulta fácil desprendernos del
pasado y volver a vivir en el momento presente. Cuando intentemos hacerlo,
hemos de resistirnos a la fuerza de las formaciones internas que hay en
nosotros. Hemos de aprender a transformarlas, para tener la libertad de poder
estar atentos al momento presente.
Fuente: Thich Nhat Hanh, 'Cita con la vida; el arte de vivir en el presente'.