Raíces filosóficas y
psicológicas.
Uno de los grandes méritos de Víktor
Frankl, fue el enlace o inclusión que hizo de disciplinas que por tradición se
mantenían alejadas: psiquiatría, psicología y filosofía.
Desde muy pequeño, su espíritu inquieto
lo llevó a interesarse por temas filosóficos. En su adolescencia y juventud
profundizó en su estudio, en especial en la filosofía existencialista que en
esos años era tema de controversia y gran interés en el ambiente intelectual de
Viena.
El joven Frankl, se reunía con los
propios representantes del pensamiento existencialista –Martin Heidegger y Karl
Jaspers- para discutir esos temas.
Para Frankl la filosofía es una parte
esencial de la naturaleza humana y en distintas ocasiones afirmó que no puede
ni debe desligarse de la actividad terapéutica ya que muchos problemas humanos,
angustias y hasta neurosis se derivan con frecuencia de una postura filosófica
determinada.
El profundo estudio de la obra de Max
Scheler lo marca de tal manera que más tarde incluiría en el desarrollo de su
teoría la importancia de la actualización de los valores para un sano
desarrollo de la personalidad.
Por otro lado, como estudiante de
Medicina y Neuropsiquiatría, Frankl profundizaba en el estudio del
psicoanálisis freudiano. Reconoció la genialidad de Sigmund Freud, sin embargo,
no estaba de acuerdo en algunos de sus planteamientos. En especial se opuso
a la visión determinista y dogmática del psicoanálisis y a su visión
reduccionista del ser humano. Para Víktor Frankl, la concepción que Freud tenía
del hombre, era tal que deformaba al ser humano a una caricatura.
Se une entonces al grupo Adleriano e
inicia con sus maestros Allers y Zchwartz varios centros de consultoría para
los jóvenes afectados por los efectos de la primera guerra mundial. Los
temas más frecuentes eran entonces, depresión y suicidio. Estos centros tienen
tal bienvenida que pronto se abren varios más en Frankfurt, Praga, Zurich y
Berlín.
Víktor Frankl tuvo la influencia de
muchos pensadores, mas siguió siempre su propio camino. Su Logoterapia es
el resultado, por un lado, de la maduración de dichas influencias y de los
aportes de la propia experiencia de Frankl.
Varios autores y el propio Frankl,
consideran la Logoterapia como una psiquiatría existencial, como parte de la
tradición existencial europea. Otros la anexan a la psicología
existencial-humanista por la influencia que el pensamiento existencial europeo
tuvo en el surgimiento de la psicología humanista.
A continuación haremos una breve
revisión del origen y principales conceptos de la filosofía existencial surgida
en Europa.
La filosofía
existencial-humanista.
La filosofía existencialista representa
un parte aguas para la filosofía tradicional.
Sören Kierkegaard (1813-1855) es
considerado el padre de dicha filosofía. Pero hasta casi un siglo después fue
retomada y continuada en Alemania por Martin Heidegger.
Kierkegaard hablaba de la existencia
concreta de la persona con su singularidad, autonomía, con su sentido de
libertad y responsabilidad. Fue el primer autor en señalar que cuando surge la
angustia, la impotencia, la desesperación, el quebranto y la culpa, es cuando
el ser humano puede concientizarse de su humanidad.
La reaparición de sus ideas en Alemania
y después Francia, reflejaban la situación de inseguridad, inestabilidad y
angustia que se vivía en Europa tras la primera guerra mundial. Y se vio
reforzada –asentándose como fuerza independiente- después de la vivencia de la
segunda guerra mundial.
Sus temas resonaban en lo más profundo
de las personas de esa época: la preocupación por la “existencia”, lo humano
concreto. La explicación de la existencia humana desde el plano de lo inmediato
de la experiencia personal. No se trata de entender ni analizar racionalmente
la existencia humana, su fragilidad, su angustia, su finitud.
Rollo May define el movimiento
existencialista como “tomar como centro a la persona existente”, donde el énfasis
se pone en el ser humano como surge y deviene.
Cuando el ser humano se enfrenta a los
supuestos básicos de la existencia: la libertad, el aislamiento, la carencia de
sentido vital y la muerte, entra en conflicto y angustia existencial. Sin
embargo, no enfrentarse a ellos significa vivir dormido.
Siguiendo la línea de Kierkegaard,
Martín Heidegger desarrolla una “ontología fundamental”. Heidegger fue alumno de Husserl, el
creador de la fenomenología.
Plantea que el ser humano -por ser
consciente de sí mismo- está en situación de preguntarse acerca de su ser, de
su existencia y con ello ser simultáneamente en relación con otros seres
humanos y objetos del mundo. Este ser-en-el-mundo es “arrojado” a su
existencia.
Otros existencialistas empiezan a surgir
y a hacer su propios aportes. Por un lado, el existencialista francés Jean Paul
Sartre, quien desde una postura atea enfatiza el sinsentido de la existencia y
por otro lado el alemán Karl Jaspers quien se ubica dentro del existencialismo
teísta junto con Gabriel Marcel.
Jaspers considera las “situaciones
límite” que nos presenta la vida como la ocasión para el hombre de
trascenderse. Tanto para Jaspers como para Kierkegaard abrirse a la
trascendencia implica “devenir lo que se es”, asumir la angustia de la propia
condición del ser.
Por su lado, Martin Buber, destaca la
filosofía del diálogo y plantea que la existencia auténtica sólo se logra en el
“encuentro” con el otro, en el diálogo yo-tú.
Los analistas existenciales como Ludwig
Binswanger, Medard Boss, E. Minkowsky, Roland Kuhn, Igor Caruso y el propio
Frankl, investigaban y publicaban sin ser conocidos. Estos autores
permanecieron ocultos para América hasta que el libro de Rollo May “Existencia”
fue publicado en 1958.
Las corrientes filosóficas existencialistas
y la fenomenología de Brentano y Husserl, se desarrollaron paralelas en el
tiempo pero en forma independiente una de otra hasta que se cruzan en la figura
de Heidegger.
Todos los autores existencialistas
concuerdan en usar el método fenomenológico al abordar un tratamiento con un
paciente. “Esto significa entrar en el mundo de su experiencia y escuchar los
fenómenos que relata sin ningún presupuesto previo que distorsione la
comprensión”. (Yalom,1984)
Es la tradición existencialista europea
junto con algunas circustancias históricas, sociales y económicas como la
depresión económica que vivía Estados Unidos, la migración de los intelectuales
europeos perseguidos por el nazismo, entre otras, lo que da lugar al
surgimiento de la Psicología Humanista en ese país.
Dicha migración significó una renovación
cultural y humanista. Hubo un gran interés por la filosofía existencialista que
los inmigrantes llevaban consigo.
Los escritos de Kierkegaard, Husserl,
Heidegger,Buber, Jaspers y Sartre que planteaban una nueva visión del ser
humano y de la vida fueron tan bien acogidas como las ideas de la filosofía
oriental (Zen y Tao).
Muchos de los inmigrantes pertenecían
también al mundo de la psiquiatría y de la psicología. Por un lado los
representantes de la Escuela de Berlín de la psicología de la Gestalt: Max
Wertheimer, Wolfgang Köhler, Kart Koffka y Kurt Lewin quienes emigraron juntos
a los Estados Unidos. Del campo del psicoanálisis los que se oponían al
dogmatismo de Freud: Alfred Adler, Erich Fromm, Wilhelm Reich, Otto Rank, Fritz
Perls, Ruth Cohn, Karen Horney, Frieda Fromm-Reichmann y Helene Deutsch. Y del
área de la psiquiatría: Ludwig Binswanger y Medard Boss con su “análisis de la
existencia” y la orientación organísmica de Kurt Goldstein que fueron menos
comprendidos en América.
Tras esta revolución ideológica, se
establece en 1950 una nueva escuela ideológica encabezada por Abraham Maslow a
la que llamaron “psicología humanista”, pero no fue hasta 1961 que aparece
públicamente con la aparición del Journal of Humanistic Psychology, y un año
más tarde se funda la Asociación Americana de Psicología Humanista presidida
por A. Maslow.
En 1963 James Bugental formula cinco
principios básicos de la psicología humanista:
- “El
hombre, sobrepasa la suma de sus partes (o sea, que el hombre no puede
explicarse simplemente a partir del estudio científico de sus funciones
parciales)
- El
hombre es un ser dentro de un contexto humano (es decir, que el hombre no puede
entenderse estudiando simplemente sus funciones parciales y dejando de lado su
experiencia interpersonal)
- El
hombre tiene una conciencia (y solo puede explicarse psicológicamente desde
teorías que reconozcan el curso continuo de la autoconciencia humana, tomada
por sus distintas capas).
- El
hombre tiene una capacidad de elección (no es un espectador de su propia
existencia, sino que crea sus propias experiencias).
- El
hombre tiene una intencionalidad (tiende hacia el futuro, tiene un propósito,
unos valores y un significado)” (Yalom,1984)
Similitudes y diferencias entre la
psicoterapia existencial y la psicología humanista:
A pesar de que la psicoterapia
existencial (a la que pertenece la Logoterapia) mantiene relaciones un tanto
confusas con la psicología humanista, comparten muchos supuestos básicos y no
son pocos los psicólogos humanistas que tienen una orientación existencial.
Entre ellos Maslow, Perls, Bugental, Bühler y Rollo May. (Yalom,1984)
H. Quitman nos dice que la filosofía
existencial y la fenomenología europeas constituyen el fundamento más
importante para los conceptos de la psicología humanista.
Oscar Oro coincide al decir que los
humanistas comparten con los existencialistas europeos varios supuestos básicos
y tienen una orientación existencial. Comparten también el valorar lo que el
ser humano posee de superior: la razón, la libertad, la autonomía, la
creatividad, lo indeterminado.
Otro aspecto que tienen en común tiene
que ver con el planteamiento de Kierkegaard: “la verdad existe para el
individuo sólo en cuanto ésta se traduce en acción”.
“En América, la psicología
existencialista ‘se ha unido con la nueva psicología de la tercera fuerza’, así
la mayor parte de los expertos en este campo hablan de la psicología
existencial-humanista.” Nos dice Giordani. Oscar Oro por su lado afirma que más
que un auténtico vínculo filial entre la psicología humanista y la existencial,
existe no más que un parentesco.
A pesar de tener un transfondo común,
varios autores marcan una línea divisoria. Rollo May subraya particularmente la
falta de un sentido de lo trágico en la existencia humana por parte de los
americanos, “su represión del sentido ontológico, su huida de la conciencia de
su propio ser”. (R.May,1978)
Otro aspecto que omite la
psicología humanista son los conceptos clave del existencialismo: la situación
límite y la dimensión del sufrimiento.
Oro destaca una radical distinción entre
la expansión del ser –concepto central en la psicología humanista- y el
ser-en-el-mundo y la trascendencia de la filosofía existencial. Igualmente
marca la diferencia entre el concepto de espiritualidad según unos y otros.
Afirma también que los psicólogos
humanistas han ido “americanizando” el pensamiento existencial, adaptándolo a
una visión empirista e individualista y no han integrado el pasado cultural
europeo en su totalidad sino en forma muy parcializada, desligándolo de sus
raíces filosóficas.
La teoría que Víktor Frankl desarrolla,
al estar fundamentada sobre la tradición existencialista, toma en cuenta las
limitaciones humanas y la dimensión trágica de la existencia. Es un gran
optimista pero no basa ese optimismo en la negación u omisión de las
limitaciones sino en la posibilidad de trascenderlas y de encontrar sentido,
incluso en la tragedia. Intuye que el sufrimiento puede no ser en vano, puede
abrir nuevas y profundas perspectivas en la persona y transformarse en un logro
personal.
Frankl menciona el concepto central de
su teoría –el sentido de la vida- desde muy temprano (1925), pero es en los
campos de concentración donde lleva a la práctica su teoría. “Las auténticas
facultades humanas de la autotrascendencia y el autodistanciamiento fueron
verificados y convalidados en forma existencial en los campo de concentración.
Este empirismo en su más amplio sentido de la palabra confirmó “la voluntad de
sentido” y la autotrascendencia y sus efectos terapéuticos.
Parte de su persona, más aún, responde a
través de su vivencia a la pregunta que, como psiquiatra, intenta responder:
“¿Cómo puede uno despertar en un paciente el sentimiento de que tiene la
responsabilidad de vivir por muy adversas que se presenten las circunstancias?”
(Frankl,1989)
Gordon Allport –en el prefacio de “El
hombre en busca de sentido”- pregunta: “¿Cómo pudo él –que todo lo había
perdido, que había visto destruir todo lo que valía la pena, que padeció
hambre, frío,brutalidades sin fin, que tantas veces estuvo a punto del
exterminio-, cómo pudo aceptar la vida como digna de vivirla?”
Se podría afirmar que la psicología
humanista va de más (el potencial humano) a más (la autorrealización) mientras
que la logoterapia va de menos (limitación y sufrimiento) a más (logro
personal, sentido).
Referencias Bibliográficas:
Frankl,V.E. El hombre en busca de
sentido. Ed. Herder, Barcelona, 1989.
May,R. El dilema existencial del hombre
moderno. Ed. Paidós, Buenos Aires, 1978
Yalom, I. Psicoterapia Existencial. Ed.
Herder, Barcelona, 1984
Arocena Ponce de León, Marcela.
Autorrealización y Trascendencia.