La
teoría PET no es un anteproyecto de relaciones padre e hijo eficaces por sí
misma, sino que es una teoría general que se aplica a todas las relaciones humanas
esposo-esposa, jefe-subordinado, maestro-alumno, abogado-cliente o amigo-amigo.
Al principio esto sorprende a los padres debido a que, por razones que no
llegamos a comprender, la mayoría de los padres considera la relación padre-hijo
como algo del todo diferente a los demás tipos de relación. Los niños no son
personas ante los ojos de los padres.
La
mayoría de los padres cree firmemente que si hace un comentario crítico que
humille a un adulto, esa persona se sentirá lastimada y su relación se verá muy
dañada. Si se hace lo mismo a un niño piensa que por alguna razón éste no se
sentirá lastimado y la humillación no dañará la relación. De hecho, la mayoría
de los padres hasta discute que los niños necesitan críticas y humillaciones y
que el deber de un buen padre es darle al niño una dosis generosa de tales
mensajes “por su propio bien”.
Los
padres que sostienen a capa y espada que nunca debe emplearse la fuerza en las
relaciones humanas no sólo utilizan el castigo físico con sus hijos, sino que
además discuten que es lo que más les
conviene.
Además,
los padres son universalmente bilingües emplean un lenguaje para las personas y
otro para los niños. Si un amigo tira y rompe un plato la mayoría de los padres
no desearía que el amigo se sintiera avergonzado o culpable, así que su mensaje
sería algo como: “Oh, no te preocupes por el plato fue un accidente”. Sin embargo,
si su hijo de 8 años tira el plato escucharemos otro lenguaje como, por
ejemplo: “Maldita sea, ya rompiste el plato, ¿por qué tienes que ser tan
descuidado? ¿No puedes fijarte en lo que haces?”.
No
ha sido fácil que los padres acepten que los niños también son personas, y que
lo que sucede en las relaciones padre-hijo, por tanto, explicarse mediante los
mismos principios que se aplican para otras clases de relaciones humanas; sin
embargo, para efectuar cualquier cambio sustancial en sus patrones de
paternidad, los padres con los que hemos trabajado han tenido que realizar
algunos cambios drásticos en sus propias teorías sobre la paternidad y los
hijos:
- Deben dejar de considerar a sus hijos como especies únicas y empezar a verlos como personas.
- Deben empezar a aceptar que la forma en que sus hijos se comportan se determina en gran medida por lo que sucede en la relación padre-hijo.
- Deben empezar a entender algunos principios básicos (bases) sobre todas las relaciones interpersonales.
Fuente:
Thomas Gordon. P.E.T., en Acción. Padres Eficaz y Técnicamente Preparados.
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